Una de las quejas más frecuentes por parte de algunas mujeres es que, en ocasiones, su pareja parece olvidar que existen los preliminares (traducción al español del famoso foreplay), lo cual les resulta además de molesto, frustrante. En éste, como en casi todos los temas relativos al sexo y la intimidad, estamos convencidos de que la solución al problema está en la comunicación y el entendimiento.
Respecto a la comunicación, no nos cansaremos de insistir en la importancia de platicar en pareja, de decirle al otro qué sí y qué no, de preguntarle cómo se siente, qué le gustaría. Respecto al entendimiento, éste se basa necesariamente en la información: difícilmente podremos entender al otro si no estamos informados de lo que le sucede, no sólo en términos emocionales, sino también físicos y biológicos.
Por ejemplo, a nivel hormonal, está comprobado que los hombres alcanzan sus más altos niveles de testosterona por las mañanas, aproximadamente entre las 5 y las 7 am; por su parte, en ese horario la mujer no está hormonalmente tan dispuesta. Si tomamos esta disparidad fisiológica y le añadimos falta de comunicación o interés, el resultado será caótico: él pensará que ella nunca quiere y ella pensará que él es un egoísta y que no piensa en ella.
El caso anterior es tan común que muy bien nos permite explicar, haciendo énfasis en las diferencias fisiológicas entre hombres y mujeres, que un buen foreplay no es algo opcional para las mujeres, es una necesidad biológica: a la mujer le toma considerablemente más tiempo que al hombre alcanzar el punto cumbre de excitación, ese punto en que su lubricación natural permita una penetración cómoda y placentera, cuanto más si, como en el ejemplo anterior, el hombre amaneció ya con una erección y con la disposición absoluta e inmediata.
Lo bueno de todo esto es que hay muchísimas formas distintas de poner en práctica los preliminares; con imaginación, puedes intentar cosas distintas cada sesión. Por ejemplo, si están tranquilos y tienen tiempo, prueba a desnudarla y darle besos pequeños en toda la parte posterior de su cuerpo, recorre todo su cuerpo con la punta de tu lengua, desnúdala y dale un masaje con aceite de pachuli o usa su cuerpo como bandeja para comer de ella algún dulce o fruta.
Si su tiempo es limitado, no te preocupes, incluso para un quicky hay formas de estimulación previa muy efectivas: un beso largo y profundo acompañado de una leve presión de tus manos sobre su cuerpo es algo sencillo que puede prender a una mujer como no te imaginas. Acercarte a su oído y decirle en voz baja todo lo que tienes ganas de hacerle también suele ser muy efectivo.
Al final, déjate guiar por tu instinto y por las reacciones de ella, eso te dará la pauta para saber si hace falta un poco más de juego previo o si ya están listos para la penetración. Ésta última, vale la pena recordarlo, no es siempre necesaria para el goce sexual; pero los preliminares sí lo son, ¿qué tan importantes y necesarios? Te lo ponemos así: para ella, un buen foreplay puede ser la diferencia entre llegar al orgasmo y no hacerlo.
¡Toca, Siente, Provoca!
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