Aunque quisieras, no puedes despegarte de sus ideas sobre el amor romántico y la vida. William Shakespeare es el escritor más célebre de la lengua inglesa y también de la literatura universal, junto a Miguel de Cervantes, tanto así que sus obras teatrales se han representado a lo largo del tiempo como si se trataran de historias atemporales.
Y es que muchas veces así se puede concebir el amor, como algo atemporal que encierra virtudes, defectos, obsesiones y particularidades que a veces no se cuestionan. Y todas esas características están presentes en cada uno de los personajes de sus obras.
Es por eso que, con motivo de su nacimiento, te compartimos las frases más representativas sobre el amor y la vida que Shakespeare dejó como legado.
Tal vez se trate de la frase más citada del autor. En ella, mencionada en Hamlet, se cuestiona la existencia en sí: todo lo que hacemos, las cosas por las que luchamos y por todo aquello que nos hace vivir.
Realmente las cosas son por sí mismas y no existen con un juicio de valor positivo o negativo, sino que esto se determina posteriormente, dependiendo si aquello en cuestión fue benéfico o perjudicial. Esta frase puede ser bandera de las personas Kinky, porque seamos honestos, en ocasiones el vivir libremente tu sexualidad es motivo de críticas.
Si a veces te interesa poner en práctica algo más intenso, como un encuentro BDSM, no debe ser blanco de juicios de valor externos, pues únicamente las personas implicadas tienen derecho a determinar si es satisfactorio o no.
En El Mercader de Venecia se menciona esta frase que también tiene mucho de verdad. Pero no solamente es el amor quien impide ver a las parejas todas las cosas que hacen por ellos mismos, sino la vida misma. En algún momento sería bueno hacer una pausa al ritmo de vida que llevan y sentarse a platicar sobre todos los lugares que han visitado, los pueblos mágicos a los que tienen planeado viajar y ver cuánto han crecido como pareja.
En la vida, una de las cosas más importantes es aceptarnos tal cual somos, ser auténticos y congruentes con lo que decimos y hacemos. Si lo logramos, eso es lo que vamos a proyectar ante los demás. Es eso mismo lo que también te hace una persona Kinky.
En cuestiones de vida y amor, Shakespeare nos ayuda a reflexionar de forma sutil en sus obras sobre todas las cosas que hacemos y que nos llevan a vivir de cierta manera, mientras conoces la vida de todos los personajes. ¿Tú, de qué forma quisieras vivir?
¡Hazte Kinky!
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