Vuestro amigo es la respuesta a vuestras necesidades.
Es vuestro campo, que sembráis con amor,
y cosecháis con gratitud.
Y es vuestra mesa,
y el fuego de vuestro hogar.
Porque acudís a él para saciar vuestra hambre.
y lo buscáis en procura de paz.
Cuando vuestro amigo revela sus pensamientos,
no teméis el ” no ” en vuestra propia mente,
ni retenéis el ” sí “.
Y cuando él guarda silencio,
vuestro corazón no cesa de escuchar a su corazón.
Porque en la Amistad,
todos los pensamientos,
todos los deseos,
todas las expectativas,
nacen sin palabras,
y son compartidas con callado gozo.
Cuando os separáis de vuestro amigo,
lo hacéis sin aflicción.
Porque lo que más amáis en él,
puede ser más diáfano aún en su ausencia,
como para el alpinista la montaña aparece más despejada desde la llanura.
Y dejad que en la Amistad
no exista otro propósito
que el de profundizar el espíritu.
Porque el amor que busca otra cosa
que no sea la revelación de su propio misterio,
no es amor, sino una red tendida,
y solamente lo inútil es pecado.
Y procurad que lo mejor de vosotros,
sea para vuestro amigo.
Si debe conocer vuestra bajamar,
dejadlo conocer también vuestra pleamar.
Porque ¿qué amigo es aquél
que tuvierais que buscar para matar las horas?
Buscadlo con horas para vivir.
Porque es misión suya
llenar vuestras necesidades,
pero no vuestra vaciedad.
Y que en la dulzura de la amistad
haya lugar para la risa, y
para los placeres compartidos.
Porque en el rocío de las pequeñas cosas,
el corazón encuentra su mañana,
y toma su frescura.
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