Julián Ríos Cantú sufrió junto con su madre los estragos del cáncer de mama, a ella le amputaron ambos senos y estuvo a poco de perder la vida debido a un mal diagnóstico. A partir de esta terrible experiencia, este talentosísimo joven de 17 años decidió consagrarse a la investigación de la enfermedad y de posibles soluciones al problema de diagnosis; el resultado fue Eva, un producto de alta tecnología que apunta a un mercado de más de 100,000 millones de dólares.
Ríos se dio cuenta de que la autoexploración mamaria, aunque es importantísima y debes realizarla constantemente, no es del todo confiable pues en ocasiones se pueden confundir los bultitos o las protuberancias con el tejido mamario común; por otro lado, según la National Breast Cancer Foundation, la radiación y la fuerte compresión provocada por las mamografías pueden causar que las células cancerígenas se propaguen.
En su esfuerzo por encontrar un método de detección inocuo pero efectivo, Julián, junto con tres compañeros de la misma edad, desarrolló Eva, un brassier que, a través de sensores de temperatura y determinados algoritmos, es capaz de identificar el riesgo de cáncer y la fase en que se encontraría. El primer prototipo de esta prenda fue puesto a prueba y arrojó resultados con un 93% de exactitud.
Aunque no lo creas, hay varias razones para alegrarse con esta noticia Kinky:
El estudiante de preparatoria responsable de este proyecto tiene, además de una visión estratégica de negocios, un sentido humano que destaca en estos tiempos y coincide con nuestra visión del estilo de vida Kinky; así que cerramos con las palabras del propio Julián: “Eva es un dispositivo que no merece simplemente estar en las manos de las personas de poder adquisitivo alto, sino en las manos de todas las mujeres”. A eso es a lo que le llamamos una actitud 100% Kinky, ¡enhorabuena por Julián!
Si ya tienes un diagnóstico o te estás recuperando, checa las asociaciones que te pueden ayudar: Contra el cáncer de mama, no estás sola