No te enamores de personas como yo.
Las personas como yo te querrán tanto
que te convertirán en piedra,
en una estatua a la que la gente irá a maravillarse sobre cuánto
habrá llevado tallar esa mirada lejana en tus ojos.
No te enamores de personas como yo.
Te llevaremos a museos y parques y monumentos
y te besaremos en cada hermoso lugar
para que nunca puedas volver a ellos
sin saborearnos como sangre en la boca.
No te acerques más.
Las personas como yo somos bombas.
Cuando se acabe el tiempo, salpicaremos todas tus paredes
de colores furiosos que te harán desear que tu puerta nunca hubiera aprendido nuestro nombre.
No te enamores de personas como yo.
De las solitarias.
Olvidaremos nuestros propios nombres si significa aprender el tuyo.
Te haremos creer que los huracanes son apacibles,
que el dolor es un regalo.
Te perderás en la desesperación, en el anhelo
de algo que estás siempre alcanzando,
pero no eres capaz de mantener.
No te enamores de personas como yo.
Destruiremos tu apartamento.
Te lanzaremos disculpas que se romperán en el suelo y cortarán tus pies.
Nunca aprenderemos cómo ser suaves.
Nos iremos.
Siempre lo hacemos.
No le tengas miedo al amor, vívelo, siéntelo, pero no lo confundas con cursilería