Tu vientre sabe más que tu cabeza
Y tanto como tus muslos.
Ésa
Es la fuerte gracia negra
De tu cuerpo desnudo.
Signo de selva el tuyo
Con tus collares rojos
Tus brazaletes de oro curvo
Y ese caimán oscuro
Nadando en el Zambeze de tus ojos.
Con el círculo ecuatorial
ceñido a la cintura como a un pequeño mundo,
la negra, la mujer nueva,
avanza en su ligera bata de serpiente.
Coronada de palmas
como una diosa recién llegada,
ella trae la palabra inédita,
el anca fuerte,
la voz, el diente, la mañana y el salto.
Chorro de sangre joven
bajo un pedazo de piel fresca,
y el pie incansable
para la pista profunda del tambor.
¡Dale sentido a tus sentidos!
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