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Desde estar tomando instantáneas y selfies hasta permanecer frente a una computadora todo el día… No nos dejarás mentir si te decimos que te estás exponiendo mucho más tiempo a la pantalla de diferentes gadgets que generaciones anteriores. Esto, sumado a los tiempos que se viven actualmente por la pandemia de COVID-19, ha incrementado tu exposición; entre el home office, el estrés que produce la incertidumbre, el Netflix and chill, las juntas por videollamada y las reuniones con amigos a través de plataformas como Zoom, el tiempo que pasas frente a la pantalla podría ser incluso mayor al tiempo que pasabas bajo el sol cuando existía la vieja normalidad.
No es nueva la información sobre la exposición a la luz azul –generada por las pantallas– y los problemas que produce tanto en los ojos como en la piel. Incluso, existen estudios que explican cómo es que esto sucede.
La luz azul –luz visible de alta energía o HEV, para abreviar– emitida por dispositivos electrónicos, puede ser potencialmente dañina como la exposición al sol. Algunos estudios han arrojado que los efectos pueden ser aún más intensos entre las personas con piel clara, ya que dicha luz puede causar hiperpigmentación, alergias, manchas, erupciones y oscurecimiento de la piel; siendo las personas con afecciones cutáneas preexistentes como rosácea y fotosensibilidad las que corren más peligro, ya que la radiación de la pantalla puede agravar estas afecciones. Otros casos han demostrado que aunque estos efectos sean más perceptibles visualmente en una piel clara, en las pieles oscuras también suceden y podrían manifestarse en forma de manchas de despigmentación, entre otros problemas. El Dr. Deepak Vohra, consultor senior de dermatología en Fortis Group of Hospitals en Delhi, asegura que la exposición a la luz azul puede provocar picazón, sequedad, arrugas en la piel y fotoenvejecimiento, una afección cutánea normalmente asociada con la exposición al sol.
A pesar de que estos estudios científicos todavía no son concluyentes, la exposición prolongada a la luz azul y los posibles daños que produce en la piel y en los ojos están siendo tomados con mucha seriedad por los expertos en el tema. Y como sabemos que tú también te tomas muy enserio el cuidado de tu piel, hoy te vamos a compartir algunos hacks para lograr una rutina de skincare perfecta que cuide tu piel en todo momento.
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La prevención es clave cuando se trata de suprimir los efectos secundarios de la luz azul y aumentar la nutrición puede hacer maravillas por tu piel. Para la hidratación puedes probar con productos que contengan ácido hialurónico, cremas humectantes y, claro, beber suficiente agua.
Te recomendamos incluir antioxidantes en tu alimentación. Las fresas, los arándanos y los kiwis son solo algunas de las deliciosas frutas que están llenas de antioxidantes. Si bien tener una dieta rica en antioxidantes es crucial para combatir los signos del envejecimiento, también lo es incorporar antioxidantes en tu rutina de skincare, por lo que te vamos a enlistar algunos ingredientes que pueden ser muy útiles para este fin:
– Baobab
– Acai
– Goji
– Cafeína
– Té verde
– Miel
– Vitaminas B3, C, E y A
– Fitoestrógenos
Salgas de casa o no, este es un paso muy importante en tu rutina de skincare, y créenos, en unos años nos vas a agradecer tanto hincapié en este paso.
Si ya utilizas algún producto con FPS de forma cotidiana, tienes que revisarlo de nuevo y asegurarte de usar un protector solar de luz azul. No todos los protectores solares incluyen protección HEV, así que debes buscar uno que tenga un mínimo de FPS 30, con muchos ingredientes antioxidantes como los que te mencionamos anteriormente. Y debido a que la luz azul proviene tanto del sol como de las pantallas, este tipo de protector solar resulta ser un win-win.
Saber si una crema, un aceite o un protector solar cuenta con la protección adecuada para tu tipo de piel es un must para cuidarte. Recuerda que cada piel es diferente y cuenta con necesidades distintas.
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Obviamente, la mejor manera de minimizar los efectos dañinos de este tipo de radiación es limitar su exposición a ella, ya sea evitando el sol o limitando el tiempo que pasas frente a tus aparatos con pantalla.
Asiste con un experto en la piel que pueda guiarte en este proceso, incluso, puede crearte una rutina de skincare personalizada.
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