El sexo anal es la tercera práctica sexual más recurrente en el mundo (después del coito vaginal y el sexo oral) sin embargo, para algunas personas sigue siendo un tema tabú pues, culturalmente, se ha catalogado como una acción oscura y perversa; e incluso, como una práctica exclusiva para homosexuales. Por supuesto, estas creencias están muy alejadas de la realidad.
Desde la antigüedad y en distintas culturas, se ha practicado por hombres y mujeres. En Roma, por ejemplo, era un acto recurrente asociado a las clases cultas y altas, e incluso, una manera de ascender socialmente. Julio César, era un gran seguidor de este acto, sin que su orientación fuera exclusivamente homosexual. Alejandro Magno, otro gran estratega militar y conquistador, era apasionado del sexo anal pasivo.
Otro ejemplo. En América Latina, existen vasijas precolombinas que demuestran este tipo de relaciones en las parejas, por lo que nos podemos dar una idea de la antigüedad de esta práctica, que también se ha relacionado a momentos históricos, culturales y civiles que han cambiado el rumbo de la historia. Pero, ¿es algo que excluye a las mujeres y que no forma parte de sus fantasías?, ¿es doloroso?, ¿cómo podemos incorporarlo en nuestras prácticas sexuales de manera correcta? Estos son los mitos y las verdades del sexo anal. Y claro, no olvides las claves para hacerlo disfrutable y seguro.
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¡Para nada! Esta alternativa no tiene nada que ver con la orientación sexual, la profesión o la clase social. Incluso, un estudio afirma que el 50% de las parejas heterosexuales estables lo practica de manera recurrente y la califican como placentera y satisfactoria. Así que ¡Atrévete!
Uno de los mitos más comunes es éste, pero con la preparación correcta, es decir, con el uso de lubricantes, la estimulación previa, las caricias y la relajación, se puede convertir en una de las experiencias más placenteras en pareja. Eso sí, se requiere tiempo para dilatar el ano, para que no se trate de algo insufrible.
Otro de los mitos asociados a este tipo de encuentros sexuales, es que la penetración puede generar problemas en el funcionamiento del recto, sin embargo, con la correcta dilatación y cuidado, no existirán daños, por lo que no tiene que provocar consecuencias negativas para la salud de quien lo practica.
No, no tiene porqué serlo, si se lava adecuadamente la zona. Si bien es cierto que se tiene que tener especial cuidado, pues el riesgo de infecciones es especialmente alto, (por la vía anal se puede contagiar de VIH y otras enfermedades de transmisión sexual), esto no tiene nada que ver con que se trate de algo “inmoral” e indisfrutable.
Prueba cosas nuevas, abandona prejuicios y creencias que te evitan vivir tu sexualidad de manera libre. Algunos hombres han encontrado una gran fuente de placer en este acto, ya sea con vibradores, un strap on o con el dedo. No necesariamente debe haber penetración, puede ser estimulación, y esto de ninguna forma quiere decir que tengan una orientación sexual encubierta.
Reduce el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual utilizando condón. Además de protegerte de transmisiones sexuales,te permitirá una penetración más simple,pues el látex permite mejor desplazamiento del pene en la cavidad anal; y esto evitará contacto con materias fecales y bacterias. El sexo seguro ayuda a que te mantengas sano y hasta mejora la experiencia sexual.
Para una penetración placentera, es necesario establecer juegos previos que permitan la correcta distensión del órgano, en donde la alerta sea la que tu pareja establezca.
Ahora que hemos derribado los principales mitos y te hemos brindado algunas sugerencias, puedes vivir sin tapujos el sexo por la puerta trasera y disfrutarlo como nunca. Recuerda que el placer tiene que dejar fuera los prejuicios.
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