Un pueblo esperaba sentado alrededor de tu cuerpo
de Aldo Pellegrini
Un pueblo esperaba sentado alrededor de tu cuerpo
testigos inútiles
te abandonan
te dejan sola en la tierra callada y oscura
sola hasta que la incalculable profundidad del grito
señale la hora de la caricia ardiente.
Se agita el aire allí donde un pez nada en la corriente que nace en tus ojos
¡esmeraldas! erguidas como un espolón erótico
continentes hostiles se deslizan por la noche y te despiertan
con músicas extrañas
es el castañeteo de los dientes
es el vaso que al caer derrama la amargura
es la puerta que cruje y da entrada al dolor
es un sordo murmullo que arrastra nieves eternas, cascadas inmóviles
imágenes del paraíso perdido.
Estoy sentado junto al más bello de los cuerpos
un cuerpo que se cambia en cada nuevo encuentro
llevo un equipaje de cicatrices y sueños y estremecimientos
que usa la máscara del amor.
La quemadura, el peligro, el desdén,
tiendo la mano y te toco
existes
grandes promesas emergen de una opacidad submarina
flotas y sonríes
recuerdas
los extranjeros recorren tristemente la calles
busco los cómplices de esta operación del desorden
¿quién entonces me llama a través del tiempo?
Un cristal que se destroza hasta el último aliento deja tras de sí una larga huella de transparencia.
Todo te nombra
de Aldo Pellegrini
Las trayectorias opuestas se encuentran se
abren los muslos temerosos
el amor arranca sus raíces del sueño
una nube se cierne sobre el párpado
el gran señor de la mañana dormita
La noche atraviesa el puente el carruaje
extraviado de los que despiertan se detiene
en el punto donde se acumulan los murmullos
un árbol de frío eleva su voz colérica
la mirada de la angustia despliega sus reflejos
todo te nombra
La inmovilidad del río el barquero espera
las luces acuden en socorro de la fiesta del corazón
el deseo de la mujer es un grito el coro
de las damas elegantes en la nebulosa de la dádiva
se consume el temor rueda
la despiadada cadena de los visitantes lentamente
se purifica la esclavitud los nervios abiertos
recogen las intenciones extrañas el hábito
del perseguidor la aparición
de un vago suicidio en la mañana de los lamentos
el definitivo
exterminio de los sollozos la estrella torturadora y
el mago de la alta sombra
portador de la palabra lacerante
te nombra.
¡Dale sentido a tus sentidos!
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