Por allí, hondo, una humedad ardiente;
blando, un calor oscuro el que allí hervía;
sofocado anhelar el que se hundía,
doblándose y muriendo largamente.
Labios en labios que no ataca diente;
Lengua en garganta que se corta, umbría;
Áspero alrededor, fiera porfía
Por morder lo imposible de la fuente.
Fiera porfía, ya que ni a la hembra
Más hembra ni al varón más varón dieron
Otra cumbre que ser sembrado y siembra.
Pues lo demás, ¡oh cuerpos desvelados!,
Son fulgores que al alba se perdieron
En un súbito arder, desesperados.
Su mono azul le ciñe la cintura,
le amanzana las nalgas y los senos,
la vuelve un muchachito y le da plenos
poderes de liviana arquitectura
Al viento va la cabellera oscura,
es toda fruta y es toda venenos;
el remar de sus muslos epicenos
inventa una fugaz piscicultura.
Amazona de mono azul, el arte
la fija en este rito paralelo,
cambiante estela a salvo de mudanza;
viejo poeta, mírala mirarte
con ojos que constelan otro cielo
donde no tiene puerto tu esperanza.
¡Dale sentido a tus sentidos!
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