2 poemas eróticos de Lola Bertrand

27 mayo, 2020 2 mins de lectura
Compartir

Tejimos tardes

Resbalando bocas 

tejimos tardes:

eran otros tiempos

en que la hiedra trepaba 

al límite de los muslos…

Eran surcos tus manos 

que abrían latidos 

sobre mi musgo virgen.

Fuimos semillas tercas

aprisionando el color

en nuestros labios,

tímidas pupilas que inventaban la piel; 

bordamos primaveras sin saberlo…

Yo pintaba lunas en el camino de hombre 

que nacía en tu vientre.

Tú bebías los sueños atrapados en mis poros.

Gemidos sofocados, 

amarillas caricias,

compás del viento…

¿Por qué te empeñas en crujir en mi mente, primavera…?

La impudicia de un gemido

Abrí mis muslos 

para tus manos,

tus ojos, 

y tu boca…

Para tu urgencia de varón,

tus locas fantasías sin nombre,

los abrí para tu ausencia,

para el sufrimiento que mana

entre sus pliegues…

para el dolor que late,

para el fuego que existe

en mi pubis sin alma,

para el pecado,

la sin razón y la locura,

para el abismo de tus negras pupilas, 

para el temblor acariciante de tus dedos…

Los abrí

con la impudicia de un gemido,

con el sinuoso 

y salobre impulso de mi carne;

esperando, 

-ausente la cordura-

tu dardo erecto penetrándome…

Una gota de ti, mojó mi piel,

me calmó… sació mi sed…

(Y sin embargo, te ofrecí un lirio fresco, 

un pétalo de amor virginal…

para el hambre de tus noches…)

¡Dale sentido a tus sentidos!

Te podría también gustar: Dos poemas eróticos de Adrienne Rich