Desiderata
de Ophir Alviárez
Hazme el amor
inventa las palabras
Escúlcame sin mover un dedo
Derriba la contención de mis paredes
y explótame como al racimo
de los orgasmos que me pueblan.
Desnúdame
agudiza mi oído
depón el silencio que mueca mi rictus.
Escarba en los cimientos
-axones y dendritas-
y vive morfemas retórica elocuencia
mata artificios sabandijas amaños.
Descúbreme
hazme gemir recrea la palabra
Ve allá, más allá vence la inercia
no son cuerpos
no
no es sólo eso
Hazme al amor
no muevas los dedos.
Vértigo
de Ophir Alviárez
Ciruelas y esperma en ardua propulsión
me dicen y desdicen.
Son melados los frutos
que en proeza sagrada,
escurren mil células
en el bisel de unos labios.
Envoltura abierta al deslave
ya no improvisas;
y te desgajas
ante la fronda del tormento.
Vértigo de piernas en carrillos y en lengua:
humor lechoso, exequias;
atisbos del látex
que condena y alimenta.
Superlativo de ambrosías
hoy las ciruelas
son mi eco
y tu voz.
¡Dale sentido a tus sentidos!
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