Soneto 3
Huele a sangre mezclada con espliego,
venida entre un olor de resplandores.
A sangre huelen las quemadas flores
y a súbito ciprés de sangre el fuego.
Del aire baja un repentino riego
de astro y sangre resueltos en olores,
y un tornado de aromas y colores
al mundo deja por la sangre ciego.
Fría y enferma y sin dormir y aullando,
desatada la fiebre va saltando,
como un temblor, por las terrazas solas.
Coagulada la luna en la cornisa,
mira a la adolescente sin camisa
poblársele las ingles de amapolas.
Soneto 5
Nace en las ingles un calor callado,
como un rumor de espuma silencioso.
Su dura mimbre el tulipán precioso
dobla sin agua, vivo y agotado.
Crece en la sangre un desasosegado,
urgente pensamiento belicoso.
La exhausta flor perdida en su reposo
rompe su sueño en la raíz mojado.
Salta la tierra y de su entraña pierde
savia, venero y alameda verde.
Palpita, cruje, azota, empuja, estalla.
La vida hiende vida en plena vida.
Y aunque la muerte gane la partida,
todo es un campo alegre de batalla.
¡Dale sentido a tus sentidos!
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