A veces caemos en el error de pensar que el culto al cuerpo es característica exclusiva de nuestra sociedad moderna; sin embargo, el cuerpo humano ha sido expuesto, admirado e idolatrado desde inicios de la civilización, lo que ha cambiado es la forma en que se representa, el modelo de belleza que encarna y el sentido que se le da a la desnudez.
En la actualidad, por ejemplo, en el ámbito publicitario y comercial, la exhibición del cuerpo se utiliza primordialmente como modelo a seguir; por el contrario, el arte contemporáneo tiene un gusto por mostrar al cuerpo humano con todos sus defectos y deformidades, como la extensión de una naturaleza humana falible e imperfecta. Así, cada época ha puesto en la figura humana sus ideales sociales y artísticos así como lo relevante de su presente y su pasado.
En el arte renacentista (siglos XV y XVI), aunque aún predominaba la temática religiosa característica de la Edad Media, empezamos a encontrar cada vez más otro tipo de motivos que utilizan el cuerpo humano y su voluptuosidad como medio para contar historias y reproducir escenarios ideales. Aquí te presentamos ejemplos de los dos motivos principales de la pintura “erótica” (aunque no se le llama así) de la época: la mitología y la vida cotidiana o pagana.
Predominan en el Renacimiento los mitos grecolatinos, y de entre ellos destaca la constante representación de Venus – o Afrodita –, la diosa del amor, la belleza y la fertilidad; Marte, dios de la guerra, y Cupido – o Eros –, hijo de los anteriores y dios del amor y el deseo sexual.
Evidentemente, por los dioses personificados, estas pinturas exaltan la sensualidad y voluptuosidad de un cuerpo que, por supuesto, refleja los estereotipos de belleza de esa época. En la pintura quizá más famosa de la época, El nacimiento de Venus de Botticelli, podemos ver claramente que la idea de perfección en una mujer consta de pechos pequeños, muslos grandes y vientre ligeramente prominente. Ese era el ideal de cuerpo femenino.
También podemos encontrar pinturas con igual carga erótica dedicadas a otros dioses de la mitología grecolatina, como Neptuno, dios de las aguas y los mares; Apolo dios de la belleza, la perfección, la armonía y la razón; o figuras femeninas como las ninfas, hermosas jóvenes que se encuentran en la naturaleza y que pasan su tiempo bailando, cantando y amando.
En esta categoría entra prácticamente cualquier tema o representación que no tenga que ver con dioses o creencias religiosas. Son comunes los paisajes campestres que muestran escenas idílicas en las que varios personajes conviven acompañados de música, comida, bebida y mujeres desnudas.
Otra tendencia fue el retrato, pero no al estilo barroco con elegantes trajes y pelucas, sino lo más natural posible y, claro, resaltando las formas femeninas que predominaban en esos siglos. Nuevamente, podemos ver cómo el cuerpo femenino considerado bello y estético por la sociedad renacentista no se parece mucho al que prevalece hoy en día.
Podemos recorrer toda la historia de la humanidad y siempre encontraremos manifestaciones artísticas que se relacionen con el cuerpo y su sensualidad, ¿por qué? Porque sin importar tiempo o lugar, somos seres corporales y sexuales, está en nuestra naturaleza, lo único que tenemos y que verdaderamente nos pertenece es nuestro cuerpo, por eso te invitamos a amarlo, explorarlo y darle sentido a tus sentidos cada día.
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