Poesía erótica de Lydia Dávila

20 junio, 2019 2 mins de lectura
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Oh, mi carne de sándalo

Oh, mi carne de sándalo, perfumada, tibia, divina. Se clava en tus excesos

con mordeduras incitantes y te hace daño. ..Perdona el martirio de mi carne.

¡Sí, soy la novia sin tímidos recatos!

La uva de tus caricias se destila en mis venas, en la heroicidad de mis versos,

cual una reparación a destiempo…

Y seré como aquella tarde. Cuando los dos juntos bebimos el asedio

de mis líneas…en la cuenca de un Pecado Mortal.

Diablesa

¿Un Satanás de Amor?

¡Quiero ser…! Incendiar en mis pupilas

en el áspide lloroso de las tardes, para que te confieses conmigo…

en la serenata de un suplicio. Cual castidades sin cielo…

Poseerte…

ser tu bandida, la pirata de tus amores….

Mutilar la caricia de tus huellas: como un Satanás de Amor.

Muchas veces me he muerto en tus brazos, con la boca recelosa…

con el presentimiento mortal de lo inevitable…

¡Excitaciones…!

porque tú eres la borrasca de mis carnes núbiles…

¿Un Satanás de Amor?

mi cuerpo debió ser…Ya te contaré las caricias íntimas.

¡Dale sentido a tus sentidos!

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