Las olas exhibidas en vidrieras
nublaron sus posibles ardores
frente al asteroide que las trajo.
Que les crezcan los segundos, los minutos y las horas.
Sigo esperando por los días, las semanas, los meses, los años.
No puedo retener sus signos.
Se anuncian movimientos lentos,
miradas a velocidad temprana,
labios que destilan oquedades.
*
Y si el goce se transforma en pared
y la pared deviene en cama.
Tomo mis manos ahuecadas
y las coloco en el centro del placer.
Déjenme buscar mi propia caverna
para morir en ustedes “bañado de gemidos”.
*
Revelaciones del misterio.
Pretendo adivinar expresiones en sus cortinas,
movimientos naturales con que se inician en el acto de fingir.
Circunstancias donde se puede encontrar
la extrañeza de una posible espera.
Cuántos escondrijos se necesitan
para que reaparezcan como sombras agrias ante mí.
Aún las espero
para exponer la profundidad de sus heridas
en mis pupilas envejecidas.
¡Dale sentido a tus sentidos!
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