Hoy en día, prácticamente todas las personas tienen consciencia de la importancia del uso del condón; de hecho, alrededor del mundo se venden entre seis y nueve mil millones de condones cada año. Sin embargo, evidentemente no siempre ha existido y, desafortunadamente, su uso sigue siendo hoy en día rechazado por ciertas instituciones moralistas. Hoy te contaremos la historia de este artefacto sin el cual, no se podría concebir la libertad sexual de la que hoy gozamos.
Hasta donde se tiene información, los primeros registros de uso de métodos de barrera sobre el pene para proteger de embarazos (las enfermedades de transmisión sexual no figuraban) son aproximadamente del año 1,000 a. de C. Y decimos “barreras” porque no se llamaban condones y, de hecho, estaban hechos de materiales varios como: papel de seda aceitado, fundas de lino, cuero o cuerno hueco muy delgado.
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En el siglo XVI, Europa vivió una de las epidemias más mortíferas de su historia: la sífilis, que acabó con millones de personas y cuyas pústulas, al ser muy visibles, exponían a la vergüenza a quienes la contraían. Entonces, un médico italiano llamado Gabrielle Fallopius (por quien se nombró a las trompas de Falopio) sugirió que se usaran condones con funda de lino para proteger contra esta enfermedad. Sería la primera vez que se utilizaba como método para resguardar la salud y no solo para evitar embarazos.
Por ahí de la década de los cuarenta del siglo XVII, se dice que algunos agricultores de la región de Condom, en Francia, comenzaron a usar tripas de oveja como condones pues buscaban materiales más cómodos y delgados para la penetración. Según muchos investigadores, debido al éxito de este material es que se adoptó el nombre “condón”, como la región; sin embargo, otros insisten en que proviene de la palabra latina condus que simplemente significa “recipiente”.
Hacia mitades del siglo XIX, el caucho se introduce como componente de los condones. Era mucho más resistente e higiénico que las tripas de animal, pero también mucho más grueso e incómodo (piensa que el caucho es con lo que se hacen la llantas). Un dato curioso es que en esa época se les decía a los hombres que estas versiones de goma podían lavarse y reutilizarse hasta que se desmoronaran.
No fue sino hasta 1912 que se introdujo el látex como material primordial de los condones, haciéndolos baratos y desechables, además de resistentes y delgados. Esto supuso una revolución durante la Segunda Guerra Mundial, pues los condones de látex se producían en masa y se entregaban a las tropas de todo el mundo. Al parecer se había encontrado el método de barrera más eficaz, pero aún había mucha desinformación y la gente común y corriente no veía la necesidad de usarlo.
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La década de los ochenta vivió el boom de los casos de VIH: los medios hablaban de la enfermedad mortal que se transmitía por vía sexual y que afectaba, según ellos, a los homosexuales. Si bien esto supuso una tremenda estigmatización (que apenas estamos logrando desechar) de los portadores del virus, también es cierto que impulsó campañas de conciencia respecto a usar condón en todas tus relaciones sexuales.
Hoy en día, afortunadamente la mayor parte de la gente sabe que las enfermedades de transmisión sexual no discriminan y pueden darle a cualquiera, sin diferencia de género u orientación sexual; por lo mismo, se sabe que el uso de condón es prácticamente obligado. Sin embargo, aún falta luchar por que algunas instituciones religiosas dejen de cuestionar el uso de este método y poner en primer lugar la salud de las personas.
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