Araceli nació en Mallorca, España y, aunque su formación profesional fue en turismo, desde siempre ha escrito y se ha dedicado a la literatura.
Anoche,
cuando me creías dentro,
fui espejo malicioso,
sino y tentación…
estrella caída.
Como sueño adherido en
la finalidad oculta.
Resbalé en tu cuerpo
abrazada al fuego del incendio,
como gota de sangre perdida
en la red invisible de tus arterias.
Y me anhelaste…
con completa irreverencia.
Quise desdibujarme en tu surco,
recibirte en silencio y albergarte
en mi derrama.
Me convocaste…
como si fuera tu sustancia endémica…
y me llevaste en el estuario del tiempo.
Me deslicé por él,
acompañada por tu voz remota
que me exorciza.
Te bebí de un trago, sí,
porque soy materia tenaz
y desnuda me manifiesto.
Hoy solo me queda el recuerdo del goce provocado, fluidez tangible,
desvarío real que casi daña.
Agónica invasión
que apretando el círculo…
tortura.
Cuando me vaya,
dejaré en tu boca agridulces
y el calor de un erecto botón
entre tus dedos.
Te quedarás
con mis acordes ahogados
y un millón de plenitudes…
extintas.
¡Dale sentido a tus sentidos!
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