“Una buena fotografía de moda debería parecerse a cualquier cosa menos a una fotografía de moda.” Nacido en Berlín en 1920 y fallecido en 2004 en Los Ángeles, Helmut Newton resumió en esta frase su novedosa y disruptiva concepción de la fotografía de moda, marcando así la fotografía del siglo XX entre portadas de Playboy y de Vogue y publicidad para su amigo Yves-Saint-Laurent.
Bajo su lente, la fotografía de moda pierde gradualmente su concepción meramente publicitaria para atreverse a presentar una puesta en escena más atrevida, inspirada en el trabajo de su mentora, la fotógrafa berlinesa Else Simon. Encuadres inéditos, formatos XXL, estética gráfica, narrativas visuales audaces y una adoración total al cuerpo femenino. Todo esto y más es la fotografía de Helmut Newton.
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Newton utilizó la moda para explorar en libertad el que en realidad era su terreno favorito: el desnudo, magnificado por la pureza del blanco y negro. En su momento (por ahí de los años 60) una Francia más puritana de lo que imaginamos no apreció del todo sus inclinaciones y no le mostró gran simpatía. Tachado de pervertido, vio cómo le cerraban una a una todas las puertas de los museos y no fue sino hasta 2012 que se le dedicó una exposición en el Grand Palais.
Piernas largas, senos carnosos, miradas desafiantes, e incluso toques de sensualidad lésbica. Mientras las mujeres se emancipan, Helmut Newton les ayuda y participa a través del manejo de su desnudez. El fotógrafo que desafía las prohibiciones, compone tomas eróticas e impetuosas descritas como “porno chic”. Cada una de sus fotografías inmortaliza una belleza; las modelos y actrices de la época lo saben y por eso se arriesgan a revelarle sus cuerpos desnudos y curvas perfectas.
Dominante y orgullosa, la mujer Helmut Newton aparece liberada, sensual, retadora y firme, actitud que firma con una de sus más icónicas fotos para Yves Saint Laurent: en la calle Aubriot, dos mujeres se revelan: una sensual, desnuda en zapatos de tacón, la otra dandy, en traje, desafiando ya en los años 70 las convenciones de género. Una imagen simbólica del genio de este hombre que combina belleza, lujo y erotismo.
Newton rechaza lo correcto con tanto ahínco como rechazaría el fascismo, de hecho alguna vez declaró: “el término «correcto» evoca para mí los regímenes fascistas”. Newton se casó en 1948 con June Brunell, quien lo ayudó siempre en sus sesiones de fotos bajo el seudónimo de Alice Springs; respecto a su relación (que duró hasta su muerte), se dice que él le decía entre broma y broma: “mi primer amor siempre será la fotografía, tú serás el segundo.”
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Se sabe que Newton se volvía una fiera en el set y les exigía a sus modelos horas y horas de trabajo y cambios de poses hasta lograr la foto perfecta. Su exigencia, en ocasiones autoritaria, durante las sesiones, sumada a esta obsesión con la desnudez despertó en muchas ocasiones la ira de las feministas. No tardaron en llamarlo fotógrafo misógino y, en un programa de televisión de 1979, Susan Sontag, lo criticó duramente en términos del machismo subyacente a su trabajo.
Sin embargo, a pesar de su controvertida reputación, Helmut Newton se establece sin duda alguna como uno de los más grandes fotógrafos del siglo XX y, aún hoy, sigue haciendo ruido. Incluso su muerte fue escandalosa: en 2004 se estrelló en su Cadillac contra una pared en Sunset Boulevard; murió pocos días después dejándonos una obra de elevada sensualidad que inmortalizó a las más grandes figuras de la época a través de fotografías sumamente eróticas y provocativas.
¡Dale sentido a tus sentidos!
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