El cumpleaños perfecto, por Regina Favela

17 febrero, 2021 5 mins de lectura
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No fue un cumpleaños normal, Camila quería que fuéramos a un motel las tres para festejarla. No estábamos seguras de que fuera la mejor opción, pero al mismo tiempo sonaba divertido emborracharnos en el cuarto y hacer una sesión de fotos en lencería, pues se acercaba el 14 de febrero. Al final, Ximena y yo dijimos que sí. Antes de llegar pasamos a comprar dos botellas de ginebra para nosotras y algunas cosas que nos sirvieran para las fotos, como cerezas, velas, flores, de todo. Ya cuando íbamos de camino en el coche, Camila y yo nos metimos a ver las diferentes habitaciones del Love Hotel Sqadra para ver cuál nos gustaba más. La habitación “Experiencia” era perfecta para nosotras: tenía cama (obviamente), potro del amor, rincón fetish, columpio fetish, y muchas cosas más perfectas para las fotos. 

Habitación Experiencia del Love Hotel Sqadra

Llegamos, estábamos un poco nerviosas de que nos juzgaran, pero supongo que para los del motel no era nada raro. Cuando entramos a la habitación vimos todo lo que tenía mientras Ximena se encargaba de la música y de ir sirviendo los gins para empezar la sesión de fotos. Sacamos nuestros conjuntos, todos distintos: Camila, la del cumpleaños, traía un conjunto de lencería tipo anime; Ximena traía uno muy elegante, al estilo de Dita Von Teese; yo, traía uno de látex muy BDSM. No estaba segura de si llevarlo o no, pues no sabía si quería que conocieran esa parte de mí, siempre me habían visto como la tierna del grupo, pero había mucho que aún no conocían. 

Nos arreglamos mientras tomábamos y nos desinhibíamos un poco, pues nunca habíamos hecho algo así las tres juntas. Me quedé sorprendida, Ximena era la combinación perfecta entre ternura y corrupción y Camila parecía un ángel caído dispuesto a cometer todos los pecados, en especial los de la carne. El alcohol se me empezaba a subir un poco a la cabeza y al verlas así solo quería tocarlas y besarlas. Yo fui la última en vestirse, cuando me vieron se quedaron mudas. Mi traje de látex tapaba todo mi cuerpo menos mis pechos y mi sexo, todo lo contrario a lo que ellas traían puesto. El silencio no duró mucho, pues justo sonó una canción que nos gustaba a todas y empezamos con la sesión de fotos. 

Empezamos con la cumpleañera. Ella escogió la cama como su escenario. Ximena comenzó a tomarle fotos y le ponía sus canciones favoritas para que se animara. Mientras, fui a sacar un pequeño pastelito que le habíamos comprado por su cumpleaños y le prendí una vela. No se había dado cuenta cuando lo compramos y Ximena pudo captar su cara de emoción perfectamente. Comenzó a posar con su pastel, quitándole el betún con el dedo y saboreándolo. Le dio una mordida al pastelito y comenzó a embarrárselo por el pecho. Me daba envidia, quería ser yo ese pastel. 

Después de una breve pausa, seguimos con Ximena. Ella y su traje de ángel caído posaron en el love seat y en el potro del amor. Jugaba con su gran melena negra, se veía como nunca la había visto. Comenzó a tocarse todo el cuerpo mientras le tomábamos las fotos. Yo observaba cómo Camila la veía, estaba completamente hipnotizada. Le pasamos las cerezas y vimos que sus ojos se iluminaban. Comenzó a comérselas viéndonos a los ojos. Las tres nos estábamos metiendo demasiado en nuestros papeles. Ximena tenía una mirada y una sonrisa perversa, erótica. 

Cuando llegó mi momento de posar ya solo quedaba media botella. Le di un gran trago a mi vaso y me dirigí al rincón fetish. Noté que ellas también se pusieron un poco tensas por mi vestuario, pero no porque se sintieran incómodas, sino porque no querían que viera sus ganas de tocarme en sus ojos. Yo había escogido ese espacio conscientemente, me senté en el columpio y abrí mis piernas para ponerlas en las correas. Mi sexo, que ya estaba empapado, quedó totalmente abierto ante sus ojos y ante la cámara. Se voltearon a ver y se besaron frente a mí. Dejaron la cámara en el piso y se acercaron a mí. Me mordí el labio porque me encantaba verlas así, ardiendo por sus ganas de tocarme. 

Mujeres besándose

Camila fue la primera que me tocó, tocó mis pechos y los mordisqueó viéndome a los ojos buscando mi aprobación. Hice mi cabeza hacia atrás para decirle que lo estaba disfrutando. Ximena se tardó más en acercarse, se nos quedó viendo unos minutos. Pero cuando se acercó fue directo hacia mis labios húmedos. Los abrió con las dos manos y empezó a juguetear con su lengua directamente en mi clítoris. Una parte de mí no podía creer lo que estaba pasando, y la otra no quería que terminara ese momento. Ximena no paró hasta que no me escuchó gritar entre las piernas de Camila, que se había puesto a la altura de mi boca para que le hiciera lo mismo que me estaba haciendo Ximena. Fue el cumpleaños perfecto, y ni siquiera fue el mío. 

¡Dale sentido a tus sentidos!

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