En tu breve cintura me reclino
y soy de tu cintura el sembrador,
de tus muslos ardientes, peregrino,
de tu pubis de seda, cardador.
De tus uvas maduras soy el vino,
de tu trigo dorado, trigador,
de tu huella viajera soy camino,
de tu entrega amorosa soy temblor.
Cuando duermes tendida junto al fuego
es tu espalda desnuda tibio ruego:
territorio de lúbrico esplendor.
Con mis besos tu savia se prodiga
y me entrego anhelante a la fatiga
lujuriosa y violenta de tu amor.
Tus senos como redomas
llenas de tibia ternura,
van pregonando pasiones,
van ofreciendo locuras.
Cárcel estrecha la blusa
finge dureces de angustia,
y son carceleros fieles
los hilos de las costuras.
Hay un rumor de colmena
con voces imperceptibles
en el temblor de tus senos,
que son dos pomos pulidos
que llevan a los sentidos
sed de pecados eternos.
¡Dale sentido a tus sentidos!
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