Porno antiguo: ¿cómo era?

Tanto la industria pornográfica como el material que se produce actualmente ha cambiado con el paso del tiempo y el arribo de las nuevas tecnologías; sin embargo, el contenido sustancial del género y sus subgéneros se ha mantenido similar durante siglos. El erotismo, que forma parte de la pornografía –o debería de– sí ha cambiado a lo largo de los años, y las formas en las que los directores de cine porno deciden plasmar sus ideas en cada producción, se encuentra dependiente de la creatividad personal y de las mutaciones de las percepciones que se han abierto paso hasta nuestra época.

Si bien la pornografía como término y género tiene sus raíces en el griego, la palabra “pornografía” apareció por primera vez en la lengua francesa a principios del siglo XIX y en inglés a mediados del siglo XIX. Pero si nos remontamos a tiempos anteriores, podemos encontrar que el arte porno- erótico ha existido desde mucho atrás. Antes, el contenido sexual no se utilizaba –del todo– como medio para la estimulación de los sentidos, sino como una forma de rebelarse ante los estatutos sociales del momento; como un medio para escandalizar y criticar a las autoridades religiosas y políticas. Eso es algo que, claramente, ha cambiado en la actualidad, y hace que nos preguntemos sobre los orígenes de esta amada y odiada rama de la cinematografía. Entonces, ¿existió el porno antiguo? Y ¿cómo era?

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Los orígenes del porno

En los tiempos primitivos, la expresión artística se limitaba al arte rupestre, los dibujos artísticos, la cerámica decorativa y la escultura. La mayoría de las culturas ancestrales, ni siquiera poseían los tabúes y prejuicios que aquejan a las sociedades actuales. Como ejemplo, tenemos a Tlazolteotl: una deidad de origen mexica a la que se le atribuía la carnalidad, la sexualidad y los placeres lujuriosos. La pornografía publicada se inventó en el año 1524 en Roma, cuando Marcantonio Raimondi publicó 16 grabados sexualmente explícitos de Guilio Romano, titulados colectivamente I Modi. Poco después, surgió la literatura erótica cuando el escritor, poeta y dramaturgo Pietro Aretino escribió sus primeras obras “pornográficas”, Sonetti Iussuriosi (1527) y Ragionamenti (1534-36). Aretino utilizó la imprenta –que se inventó en 1441– para difundir su trabajo. Al principio, solo los ricos y educados pudieron comprar y disfrutar de estas obras eróticas impresas. Tiempo después, la fotografía se descubrió y pasó a ser otro medio para que el arte erótico y pornográfico se expresara y llegara a más personas.

Aunque aquí todavía no se conocía el término como tal, la pornografía tuvo un boom cuando comenzó el desarrollo de películas a raíz del stopmotion. En la década de 1820, las “películas para despedidas de soltero” estaban disponibles comercialmente para su visualización privada. Después, en 1870, los largometrajes pornográficos habían desbancado a las películas de soltero –que eran mudas y de una sola bobina–. Alrededor de 1980, ya existían publicaciones que imprimían anuncios de imágenes y películas pornográficas, y fue cuando la gente comenzó a pedir pornografía a sus hogares, con nombres falsos y mucha, mucha “discreción”. Aquí fue cuando las videograbadoras se introdujeron en el mercado y la pornografía dio un salto más grande para posicionarse como un género de la industria del noveno arte. Algunas de las primeras cosas grabadas en una película eran personas desnudas haciendo cosas normales. De ahí se comenzó a agregar una que otra situación pícara o sexy, hasta que en en la década de 1920, se produjeron por primera vez una infinidad de películas pornográficas que mostraban penetración absoluta, tríos y orgías, entre otras prácticas que seguramente ya no te asustan.

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