I
Quiero morir con una muerte ajena,
La tuya, la que tienes que vivir,
se esconde tras de tus ojos
y a diario ve desde tu mirada.
Abre tus manos, mírate en mí,
como yo te estoy viendo.
Somos mitades
que se funden avanzada la noche
cuerpos encontradizos
que tiemblan con el soplo del aliento.
Tierra fértil donde nace la vida
cada noche que muero dentro.
II
Eres habitación vacía con puertas paralelas,
espacio que respira el aire de la luna,
sin gravedad, a donde llego cada noche
y muero con la muerte que quieres darme,
dentro de ti, de tu espacio;
cierras las puertas con dos filos enrojecidos,
quitas más de lo que has dado, me cortas en pedazos,
me arrancas el oxígeno en breves espasmos.
Soy tuyo, tu cansancio, tu vientre de piedra,
cimiento de los años, raíz de mis pensamientos
te sé como a mis manos,
te subo como a un árbol.
¡Dale sentido a tus sentidos!
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