Te miro tras el cristal
de un abocado vino jerezano;
y me baño locuaz en los nudos lasos
de tu aorta
y siembro albas en tus venillas que fulguran
la epidermis de Carrara.
Lámparas de azúcar arden en vértices obtusos
y emerge sinfonía razgada entre tus piernas.
Suena el cristal del vaso acampanado
y tintinea entre mis dientes
el medido torrente
que baña feliz a mi garganta.
Desnudo Leteo con impúdicos mensajes,
se regolda en el tinto Cabernet de tu sangría.
Absorbo hasta el vacío tus arterias
y mis sueños hacen el amor con gualdos leucocitos,
hinchando mis carrillos en medido afán proselitista.
Alzo el vaso a la altura de tus ojos
y zaetas destapan costras de inéditas heridas.
Te miro tras el cristal
de mi abocado vino jerezano
y me pregunto borracho de tristeza
si no he sido murciélago falaz
de tus desgracias
Soy N o c t í v a g o
mendaz y habitante perpétuo
de tus perversas noches de tragedias.
Te miro tras el cristal
de mi ternura.
¡Dale sentido a tus sentidos!
Te podría gustar: Poesía erótica peruana de José Guillermo Vargas