Bondage
de Francisco Álvarez Hidalgo
Con jirones de nube adormecida
e hilos de luna en luz de fría plata,
teje sobre mis ojos densa venda
y sumérgeme en sombra la mirada.
Quiero encerrarme al mundo, despertando
mis sentidos a ti, sobre mi espalda,
prisionera en muñecas y tobillos
de los cuatro puntales de la cama;
equis de piel vibrante, temblorosa,
de mente libre y voluntad de esclava.
Mi oscuridad amplía los sonidos,
viéndote mis oídos cuando avanzas,
y al detenerte, se me vuelven ciegos,
y tu inmovilidad me despedaza.
Este aire fresco eriza mis pezones,
y en ansiedad irreprimible aguardan;
parecen percibir tu cercanía,
mas no el tacto febril.¿Qué te retarda?
Oh el estremecimiento de los muslos
cuando tu mano en ellos se adelanta,
y yo sin responder a la caricia,
mientras imperceptiblemente avanzas.
El retozo gentil de tibios dedos
que en los senos en círculo resbala,
cede el paso al zarpazo de la fiera,
de la entrañable fiera que avasalla.
Si apresurado, detenerte quiero;
si en lentitud, acelerar la marcha;
si en gentileza, brusquedad exijo;
si en arrebato, rogaré la calma.
Ciérnase sobre mí provocadora
el ave de rapiña que levanta
su rígida cabeza amenazante,
y penetre en el fondo de mi entraña.
No te puedo abrazar, fuérzame fiero,
sin escuchar gemidos ni demandas,
al galope, al galope, mi jinete,
mi jinete de intrépida jornada.
Intimo surtidor inaplazable,
tu estertor inequívoco presagia
blanca erupción. ¿Vendrá en mi subterráneo,
irrigará mi superficie pálida,
o inyectará su extracto intermitente
en la concavidad de la garganta?
Oh, qué abandono en mí, qué insuficiencia;
cuánta anticipación se me derrama,
sin libertad de acción; quiero y no puedo,
tensas las ligaduras que me amarran,
tensa la piel, manos y pies crispados,
y mi lascivia un tren a toda marcha.
A bordo, compañero, amante, a bordo,
ignorando estaciones y paradas,
nocturna travesía al infinito,
anégate y anúdate a mi alma.
¡Dale sentido a tus sentidos!
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