Dos sonetos eróticos de Pietro Aretino

12 febrero, 2020 2 mins de lectura
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SONETO I

(Un poeta recita a su amada bellos versos, hasta que ésta, furiosa, reclama menos palabras y más hechos)

-Amémonos sin tasa ni medida

puesto que para amar hemos nacido

adora mi gorrión cual yo tu nido

pues sin ellos ¿valdría algo la vida?

Y si aún luego de ésta extinguida

fuese posible amar, bien querido,

a gritos pediría el bien perdido

para seguir gozándote todavía.

Gocemos cual lo hizo regiamente

la primera pareja de mortales

bien aconsejados por la serpiente.

Que nos perdieron por amar, se dice

blasfemia son dichos tales

que sólo a quién no ama satisface.

-Pues calla y ama y también, ¡castigo!

Calla y méteme hasta los pendones

jueces de amor y del amor testigo.

SONETO XVI

(Una pareja, ardiendo de deseo, rodeada de hijos; el marido medita sobre la posibilidad de embarazar a su mujer)

-No llores, nene mío, tenla quieta,

tu métemela toda sin cuidado,

dame también la lengua, bien amado,

y avívame el hornillo con tu teta.

-Puesto que así lo quieres loca, sea,

anda, vuélvete del otro lado.

-Cuando me digas qué hacer de grado

pero, duérmete niño. Que más sea.

Mecer, cantar, coger, que maravilla

son tres cosas que a un tiempo ejecuto

cual si fuese la cosa más sencilla.

Esto es aprovechar las ocasiones

una mano en mi pipa, el pie en la cuna,

la otra acariciando los cojones.

¡Pero no te retires que me viene!

-Es que te haré otra tripa de seguro.

-Aunque me hagas cuarenta, ¡reviene!”

¡Dale sentido a los sentidos!

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