Ernest Miller Hemingway fue un escritor norteamericano que nació en Illinois en 1899 y murió en 1961, producto de un suicidio. Se dice que padecía una extraña enfermedad hereditaria llamada hemocromatosis, además de una intensa paranoia que lo llevaba a creer que el FBI lo estaba investigando. Por esta razón, tuvo que recibir terapias de electroshock en varias ocasiones y, posteriormente, tomó la decisión de dispararse con su escopeta favorita.
Ernest Hemingway estuvo involucrado en las dos Guerras Mundiales y en la Guerra Civil Española. Debido a esto, los temas bélicos son recurrentes en sus obras, en las cuales también habla de la naturaleza, la pérdida y el amor. Y, es que, a pesar de ser percibido como un macho y un hombre de carácter fuerte, el escritor era un romántico. A tal grado que se casó en cuatro ocasiones con diferentes mujeres.
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Entre sus textos y sus múltiples matrimonios, Ernest Hemingway era considerado un macho que, evidentemente, gustaba demasiado de las mujeres. Sin embargo, hace varios años sucedió algo que cambió la opinión de la gente e incluso, puso en duda la preferencia sexual del escritor. En 1986, se publicó de manera póstuma El jardín del Edén, un libro que el autor escribió en 1946.
¿Lo escandaloso de este libro? Narra la historia de una pareja de recién casados que se fijan en la misma mujer e inician un apasionado triángulo amoroso, lleno de momentos candentes. La sexualidad de Ernest Hemingway ha quedado en entredicho debido a que el texto toca temas como la bisexualidad, la androginia y, además, el protagonista (llamado David Bourne) es también un escritor.
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Muchos se preguntan si esto es alguna especie de reflejo de los deseos reprimidos de Ernest Hemingway o se plantean la posibilidad de que haya sucedido algo así durante alguna de sus relaciones maritales. Sin embargo, durante la época en la que vivió el autor, hubiera tenido que luchar contra la censura y los prejuicios sociales si deseaba expresar libremente sus preferencias o publicar la novela.
Sea cual sea la situación, El jardín del Edén es considerado uno de los mejores libros eróticos de la historia y, por supuesto, un imperdible para quienes desean conocer a profundidad las obras de Ernest Hemingway. Lee este excitante fragmento y estimula tu imaginación con las sugerentes palabras de este escritor que hoy conmemoramos a 58 años de su muerte. ¡Disfrútalo!
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“Habían salido en la oscuridad, con el primer soplo de brisa, y la joven pareja se había despertado al oírlos y vuelto a acurrucarse bajo la sábana para dormirse otra vez. Habían hecho el amor cuando estaban apenas despiertos, con mucha luz en el exterior pero la habitación todavía a oscuras, y después habían seguido acostados muy juntos, cansados y felices, y luego habían hecho de nuevo el amor. Entonces se sintieron tan hambrientos que temieron no poder vivir hasta el desayuno y ahora estaban en el café, comiendo y contemplando el mar y las velas, y otra vez empezaba un nuevo día.
—¿Qué piensas? —preguntó la chica. —Nada.
—Tienes que pensar algo.
—Solo sentía.
—¿Qué sentías?
—Que soy feliz.
—Pero yo estoy tan hambrienta… —dijo ella—. ¿Tú crees que es normal? ¿Estás siempre tan hambriento después de hacer el amor?
—Cuando amas a alguien.
—Oh, sabes demasiado sobre esto —observó ella. —No.
—No me importa. Me gusta mucho y no tenemos que preocuparnos por nada, ¿verdad?
—Por nada.
[…]
En aquellos años muy poca gente iba al Mediterráneo durante el verano y nadie venía a Grau du Roi, excepto algunas personas de Nîmes. No había casino ni diversiones y, salvo en los meses más cálidos, cuando la gente iba a nadar, no había nadie en el hotel. Entonces nadie llevaba camisetas de pescador y esta muchacha con quien se había casado era la primera que veía vestida así. Ella había comprado las camisetas para ambos y había lavado después las prendas en el lavabo de su habitación para quitarles el apresto. Eran ásperas y hechas para resistir cualquier trabajo, pero los lavados las suavizaron y ahora estaban gastadas por el uso y tan finas que, cuando miraba a la muchacha, podía entrever sus bonitos pechos marcados por la delgada tela.”
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Como puedes darte cuenta, su prosa es ampliamente descriptiva y te lleva a imaginar cada detalle de lo que plasma con sus palabras. Este es solo uno de los muchos pasajes sensuales que contiene El jardín del Edén. Te recomendamos leer el libro completo o disfrutar de su versión cinematográfica del 2010, quizá la estimulación visual le agregue un toque más Kinky a tu experiencia. ¡Te dejamos el trailer arriba!
¡Hazte Kinky!
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