Callar ante el aroma misterioso de tu flor
es abjurar ante la intrepidez de tu cuerpo
por donde navego cual océano vertical
de impúdica memoria.
Te palpo con relámpagos y soles
desde la anémona sigilosa de tu carne
hasta la mar que silencia mi palabra
en pleno pecado de nocturno huracán.
Por la mágica noche de los amantes
asombro prolongado intenso
Por la lluvia verdegris de los pájaros
Sin falsas miradas y penas
Por la entrega cósmica de la distancia
Sobreviviente al papel y la llamada
Por el tálamo furtivo del hombre
Que te sueño vestida de barro
En tu silueta palpo mis versos
Construyo deseos
Firmo la rúbrica del gallardo
Apenas te sueño greda femenina
Que tan solo basta tu verbo
Para amarte en conjugación
Con el permiso de los dioses
abrí las aguas de tu cuerpo
por donde pasaron las noches
las espadas
la caravana de los enamorados
Y planté una rosa
con espumas y besos
en el centro de tu continente.
¡Dale sentido a tus sentidos!
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