Dirk Haas nació en 1974 en Münster, Alemania. La pasión de este fotógrafo por la fotografía analógica surgió de su interés por la tecnología y el arte. Comenzó su trabajo tomando fotos de bodas, amigos y fotografía de paisajes, pero pronto se dio cuenta de que no se quería quedar en eso, así que empezó a desarrollar su estilo personal con toques más creativos/artísticos. El cuerpo humano tiene un papel fundamental en la fotografía de Haas.
Algo que caracteriza el trabajo de Haas es que, a pesar de haber vivido la transición de lo analógico a lo digital, él ha decidido mantenerse en el mundo de lo analógico. Empezó a tomar fotos con cámaras antiguas: una Polaroid 600, una Pentacon 6 y una SX-70; y en 2016 tomó la decisión de hacer solo fotografías analógicas y polaroid. Los desnudos con luz natural y con gente que no es “modelo profesional” se volvieron su marca personal.
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Él dice que disfruta enormemente del proceso tradicional de la fotografía: el lento proceso de colocar la cámara en el trípode, verificar el enfoque, medir la exposición, checar el diafragma antes de hacer clic en el obturador; luego separar el positivo del negativo y nunca saber el resultado final hasta que se ha revelado. Para Haas, todo esto abona a la construcción de emociones y al hecho de contar una historia en la imagen final.
La desnudez es entonces la protagonista de las fotografías de Dirk Haas, pero así como cada cuerpo femenino es único y es un mundo en sí mismo, así ocurre con cada foto del artista. No hay uniformidad en su concepción del desnudo o de la belleza, por lo tanto, no hay fórmulas para tomar sus fotos: él espera a tener a la modelo enfrente para, con base en su unicidad, decidir cómo y en dónde colocarla para que el cuerpo y el escenario se ajusten.
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Por ejemplo, una mujer sentada ante un escritorio nos mira fijamente, seria y como perdida. Todo el ambiente es blanco y lechoso, su pelo cubre sus senos y por debajo de la mesa solo vemos sus piernas. Una taza vacía está al lado y un candelabro pareciera a punto de caer sobre ella. Esta imagen de Scan (la modelo) nada tiene que ver con la de Judy, una mujer más voluptuosa que, sentada frente a un ventanal recibe la luz del sol y parece implorar algo.
Así pues, las historias que se cuentan y la composición de las fotografías dependen siempre de la modelo, de lo que su propia piel dice y requiere; por lo cual, el objeto fotografiado no se supedita a los deseos del fotógrafo, sino al revés, de alguna manera la cámara y el ojo del artista revelan lo que el objeto (la modelo) quiere expresar desde su más íntima naturaleza. Por eso su trabajo es tan transparente y honesto, ¡disfrútalo!
¡Dale sentido a tus sentidos!
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