El 4 de junio de 1798 – ¡hace ya más de 200 años! – falleció en la República Checa un individuo paradigmático conocido sobre todo por sus múltiples conquistas amorosas y su fama de amante ideal, aunque su vida fue mucho más que eso; nos referimos a Giacomo Casanova. Al recordarlo en estos días cercanos a su aniversario luctuoso, inevitablemente nos viene a la mente otro personaje cuyo nombre también ha logrado entrar a nuestros diccionarios como sinónimo de seductor: Don Juan.
Ambos personajes – aunque uno real y otro ficticio – fueron tan destacados en su época que sus nombres se volvieron ya palabras, cuyo significado revela las principales características y comportamientos de estas célebres figuras. En el uso diario, a veces los confundimos y utilizamos ambos vocablos para designar por igual tanto a un hombre mujeriego como a uno galán y seductor; conozcamos un poco más sobre estos apasionantes nombres y aclaremos de una vez por todas cuándo se es un donjuán y cuándo un casanova.
Fue toda una personalidad en la Italia del siglo XVIII; sus muchísimas hazañas y aventuras lo volvieron una celebridad amada y odiada al mismo tiempo en muchas partes de Europa. Lo que hoy sabemos sobre su vida es gracias a su obra autobiográfica Histoire de ma vie, en la que relata – con no pocas habilidades literarias – sus varios encarcelamientos, exilios, fugas, fraudes y, por supuesto, conquistas amorosas.
Según las memorias de Casanova, durante toda su vida conquistó a más de 130 mujeres quienes, según testimonios, lo consideraron siempre un gran amante: elegante, caballeroso, romántico, culto, bohemio y aventurero (¡claro, no podíamos esperar una descripción diferente de la pluma del mismo Casanova!). Independientemente de qué tan fidedigna y objetiva sea la información contenida en sus escritos, lo cierto es que supo hacer de sí mismo toda una leyenda y, con el tiempo, su figura se volvió el arquetipo del amante aventurero ideal; no en vano existe el cliché del italiano como hombre ardiente y apasionado.
A diferencia de Casanova, Don Juan fue un personaje literario que llegó a la cúspide de su popularidad con la obra Don Juan Tenorio de José Zorrilla (una de las piezas teatrales más representadas en la historia). Aunque algunos autores aseguran que sí existió una persona real que inspiró a la ficción, no hay manera de comprobarlo por lo que esto sigue siendo una leyenda.
La figura del Don Juan nació en la literatura española a principios del siglo XVII, pero su historia e identidad tuvieron tanto éxito que se han retomado, bajo diferentes formas y nombres, en una inmensidad de obras artísticas de todo tipo; desde la ópera Don Giovanni de Mozart (1787) hasta la película Flores Rotas de Jim Jarmusch (2005) que presenta a un donjuán maduro y en decadencia que regresa sobre la pista de sus antiguas amantes.
En la obra prototípica de este protagonista – la de Don Juan Tenorio –, la acción es detonada por una apuesta egocéntrica en la que Don Juan, ya con fama de seductor, asegura poder conquistar a una novicia además de robarle la prometida a su rival. Sin ir más allá en la historia, de inmediato advertimos los rasgos de un seductor engañoso y fanfarrón, por lo que las diferencias con el histórico Casanova se hacen evidentes.
Por estas historias, entonces, podemos comprender que no es realmente lo mismo decirle a un hombre “Casanova” que “Donjuán”. Mientras que el primero está rodeado de un halo de cortejo, romanticismo y admiración de la belleza femenina; el segundo tiene una connotación de burlador, estafador, presuntuoso y libertino. De cualquier forma, es increíble la manera en que el arte actúa sobre de la cultura popular y establece en ella patrones que conquistan el paso del tiempo.
¡No te pierdas alguna de las películas que retratan a estos personajes clásicos y dale sentido a tus sentidos a través de la cultura!
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