Antes de leer Piel y tinta (parte 7), no te pierdas Piel y tinta (parte 1), Piel y tinta (parte 2), Piel y tinta (parte 3), Piel y tinta (parte 4), Piel y tinta (parte 5) y Piel y tinta (parte 6).
Mia se quedó muda, no sabía ni qué responder. Maya le hizo saber que aquello que le había dicho era realmente una bomba, así que no esperaba que le dijera nada. No es que Mia jamás había estado con una mujer, sino que jamás se había imaginado estar con Maya, al menos no así. Se quedaron mudas por unos segundos hasta que cambiaron el tema y siguieron la plática como si nada hubiera pasado.
Cuando Mia llegó a su casa recordó lo que Maya le había confesado. Pensó en todos los momentos que habían pasado juntas desde que se conocieron. Su mente giraba y giraba y no parecía calmarse. Se preparó un baño para intentar dejar de pensar en eso. Pero su mente solo podía pensar en ella. En el agua caliente con sus ojos cerrados la imaginación de Mia comenzó a pintarlas juntas en todos los escenarios posibles, hasta que llegó a uno en la cocina de Maya, hablando como siempre con una botella abierta, preparando la cena como cualquier otra noche. Pero ahora había algo diferente, Maya le ponía una uva en la boca y la tomaba de la cadera para acercarla y besarla. Mia la besaba, la besaba bien. Maya la tomaba del cuello para jalarla un poco hacia atrás y poder besarla en el cuello hasta llegar entre sus pechos.
Mia cerraba los ojos y sentía lo bien que se sentía. Comenzó a tocarse en la tina mientras esa fantasía seguía su camino. Maya caminaba hacia la mesa para pedirle que se siente. Mia obedecía a todas sus órdenes. Maya le quitaba el pantalón y la dejaba en bragas. Le plantó un beso en la boca para bajar entre sus piernas. Mia se dejaba llevar por todo lo que ella le hacía. Apartó sus bragas hacia un lado y comenzó a chuparla. Mia no podía creer lo que se estaba imaginando. Pero siguió hasta que terminó.
Salió de la tina y se vistió lo más rápido que pudo para ir a casa de Maya. Justo cuando Maya abrió la puerta Mia la besó. La besó y cerró la puerta detrás de ella hasta llevarla a su recámara. Maya no dudó ni un segundo en seguir lo que Mia estaba haciendo. Se fueron desvistiendo mientras iban a la recámara hasta que se tumbaron desnudas en la cama. Mia quería hacerla sentir como ella la había hecho sentir en su fantasía. Bajó a su entrepierna y con la punta de la lengua rozaba su clítoris al mismo tiempo que la penetraba con dos dedos. Maya gritaba como nunca había gritado, haciendo que Mia siguiera y siguiera hasta que terminara.
Mia sacó sus dedos y se los llevó a la boca: “Me encanta como sabes”. Maya la besó y, guiñándole el ojo, le dijo que ahora era su turno. Mia ya sabía que iba a ser mejor que cualquier otra cosa, pero no se esperaba que fuera todavía mejor de lo que imaginaba. Maya le tocaba el clítoris con la palma entera mientras hacía algo casi mágico con sus dedos dentro de ella. Mia empezó a temblar y a gritar sin poder contenerse hasta que terminó dejando húmeda la cama de Maya.
Dejaron que pasara cierto tiempo antes de contarle a Karla de su nueva relación. Un día fueron a visitarla juntas a la librería para darle la gran sorpresa. Karla no podía creerlo, así que se besaron para demostrarle que no era solo una broma.
Había otra persona que no podía creer lo que estaba viendo: Mia con una mujer a su lado y su hermana gemela. Matías al fin descubrió quién era su mujer misteriosa.
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