Habrá de recorrerme el mar.
Se desvestirá en mi voz
un canto nuevo.
Seré mariposa entre tus manos
aunque me condene
a perder todos los días de mi vida
menos uno.
Me vestiré de seda,
pintaré mis labios
como nunca.
Habré de perfumar
hasta el último de mis silencios,
y estrenaré tacones
tan altos
como tus sueños.
Pero para tus ojos
andaré como me ves,
siempre desnuda.
Retozando en tu cama
como una pregunta
que sólo tu piel
consigue acallar.
a cuatro labios
–en la orilla–
húmedos hilos
–telaraña-
a cuatro manos
–carcajada sin red–
sin clemencia
sin límite
desprendida
deseante
dormida
satisfecha.
Como siempre es viernes
y viernes es… noche,
hora de convocar al fuego,
de abolir la distancia que nos tiene lejos
con el único fin de no quemarnos.
La penumbra invita a los sentidos,
cruzo el puente levadizo de tu boca
sin llaves ni contraseñas,
hasta alcanzar las honduras de tu abrazo.
Con dos sonrisas-beso se humedece tu garganta;
cuelgo tu camisa en los balcones,
se desmaya mi chalina en la terraza
y termino perdiendo, como siempre,
el encaje de mi piel en tu mirada.
Todo sugiere que no estamos.
Un silencio y cien suspiros
deambulan por los espejos
y una tijera de luna
bosteza junto a la noche.
¡Dale sentido a tus sentidos!
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