En el eco ojival de mi transparencia
en tu recuerdo me diluyo…
Mis húmedos surcos navegables afloran
en el intermitente canto de tus deseos.
Sumerges pistilos en mis labios abismales,
produciendo capilares estertores
me vuelvo tu cómplice
y convulsiona mi cuerpo en tu lecho.
En tus manos soy mar incontenible,
horizontales anhelos,
hembra previsible ante la presencia
de innumerables goces.
Mis secretos escondidos humedeces.
Poro a poro se bañan mis fuegos seculares,
tiemblo, grito,
mareas sucesivas y salvajes
repertorio de conjunciones fulminantes.
Embates fragorosos, ¡gemidos!
Incontrolables pulsaciones
del conjuro procreador multiplicante.
Ya sin quejas descanso en tu piel
despejada de líquidas sorpresas.
Tranquila, serena, iluminada.
Duermo en la ondulación de tu cuerpo.
Besándote despierto y besándote duermo.
Sueño con el mar desnudo de tu piel.
Desnuda duermo para tenerte en mí desnudo.
Te visto con el calor de mis labios
y mi tibia boca te desviste.
Mis ojos brillan como el viento
que sostiene a los pájaros
que hoy por ti se desgajan.
Con frescura de campo mis labios muerdes,
a la orilla de un río sofocas mis calores.
Tu fuego cultiva gardenias en mis muslos
y salvaje te ofrezco mis senos
para que en ellos colmes tus delirios.
En tu espada de hierro vivo
y como mariposa de tu hechizo palpitante al fuego vuelo.
Calor de mi cuerpo develan tus manos,
siento los dedos de tu estruendosa lengua
mi vientre saturado de rocío.
Y entonces te beso.
Te beso y te digo amor
con el entrecortado respirar de mi pecho.
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