Poesía erótica ¿humorística?

6 junio, 2018 1 min de lectura
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Soneto

de Francisco de Quevedo

Miré los bordes de la manga mía

si un tiempo rosas ahora amoratados

de tanto trajinar tan agotados

por la que agota ya su valentía.

Salime de ella, vi que el sol bebía

los arroyos del zumo desatados,

mas pensé que los cauces desbordados

no son buenos en tiempo de sequía.

Entrar de nuevo quise por mi amada

mas eran de mi fuerza los despojos

mi báculo más corvo y menos fuerte.

Vencida de joder sentí mi espada

y no hallé cosa en que poner los ojos

que hiciera enderezar su filo inerte.

¡Dale sentido a tus sentidos!

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