Oreja, mano, brazo, pierna, ojo,
tu mitad que se ajusta con la mía
en la superficial anatomía
donde corren tu audacia y mi sonrojo.
Para la sed, en tu belleza mojo
los ojos insolados de alegría
y convencida de mi paganía
el árbol del asombro te deshojo.
Apariencia no más. Por dentro explora
tu oscuridad, tu sal, tu vericueto,
virus, microbio, célula y espora;
sangre y poder total es tu sujeto:
la fealdad adentro te decora
y te tiembla de muerte el esqueleto.
En donde la sonrisa es un suceso,
agresor el contorno de castigo,
el labio al rastrear, como enemigo,
la mordida ritual y nido el beso,
en donde tiembla el corazón opreso
porque al salirse quiere estar conmigo,
de otra finalidad su fin desligo:
forjada solamente para el beso.
Y sube el beso a tientas escalones
de miedo entre las vértebras oscuras
y se llena de eléctricas razones
al llegar de tu boca a las alturas.
¡De par en par se abran los pulmones
por alargar la dicha que inauguras!
¡Dale sentido a tus sentidos!
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