Tu boca,
vela roja que me enciende,
donde apago mi sed
y despojada
me bebo hasta la última gota
de tu aliento.
Tu boca,
Serpiente mágica,
que recorre enardecida
mi cara,
mis senos, hasta
los más íntimos
rincones de mi cuerpo.
Paso a paso,
con los labios esperando,
tu boca recibe
la cálida agonía
de ese placer,
ese deseo
y la semilla,
que da mi sexo
a tu esperada melodía.
Tu boca,
que encandila mi pezón
y me derriba,
tan generosa como el germen
de la miel,
calma mi nido
cuando el alma lujuriosa,
cae por tu boca
dulcemente calcinada.
¡Dale sentido a tus sentidos!
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