Una escritora y su relato (Parte 2)

21 junio, 2017 5 mins de lectura
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¿Quieres refrescar la memoria? Lee aquí la primera parte

Continuación…

Jorge estaba en éxtasis. La chupada que le estaba aplicando de forma tan minuciosa lo estaba llevando a cotas de gozo inalcanzables para él antes, ¡qué digo inalcanzables, inimaginables! Después de tanto tiempo fantaseando con su inquilina oculto tras la ventana contigua, por fin sentía su miembro hinchado y gigantesco, húmedo por la saliva de su amante, y cuando bajaba la mirada y veía lo que estaba haciendo aquella joven, creía que no podría aguantar más el codiciado y dulce placer del orgasmo.

Ya no podía más. Tuvo que sacar su polla de la boca de ella , pues si pasaba su lengua sobre su glande una vez más, estallaría de gozo, y antes deseaba sentir la cálida y humedad de aquella vagina dispuesta a todo. Admiró el cuerpo de Bibianne una vez más. Tenía toda la parte inferior del vestido levantada hacia arriba, dejando al aire su delicado monte de venus, un pecho se le había salido por el escote y miraba, respirando profundamente, al miembro de Jorge. Ella bajó su mirada y se admiró de nuevo ante aquel miembro tan esculpido y erecto. Era enorme y salía amenazante de entre sus pantalones.

Jorge se colocó entre las piernas ella y, lentamente, se deslizó sin penetrarla. Una vez encontrada la posición más cómoda sobre ella, le hizo una señal cómplice con la cabeza. Entonces ella bajó sus brazos, cogió la polla con ambas manos y, delicadamente, condujo la punta del miembro hacia la abertura de su vagina. Cuando Jorge sintió sobre su glande la delicadeza de aquel coño celestial, presionó para que entrara hasta el fondo. Se paró y disfrutó de la sensación de humedad. Al poco tiempo empezó su movimiento rítmico de caderas, frenético y acelerado que le proporcionaba un placer increíble al entrar y salir con sus embestidas. Notaba en cada centímetro de su miembro el escurrir de su fantasía hecha realidad; aquella sensación se apoderaba de él, se agolpaba en su cabeza mientras los preciosos senos de ella se le clavaban en el pecho. 

Bibianne tenía un gesto de placer en la cara, pero no emitía sonidos de gozo, no quería ser descubierta con sus gemidos por algún vecino más del inmueble, ya que se había quedado la puerta abierta. Aun así, estaba gozando como nunca de aquella lenta follada que empapaba maravillosamente su interior. Jorge notó pequeñas cuentas de sudor que empezaban a formarse en sus sienes. La enorme cantidad de placer que llenaba su cuerpo hacía que reprimir el orgasmo le costara muchísimo más esfuerzo de lo que le había costado nunca. Aquel orgasmo lo estaba haciendo sufrir dentro del cuerpo escultural y joven de Bibianne.

 Pareja haciendo el amor

Jorge sacó su polla al fin. Se quedó expectante, esforzándose cuanto podía por guardar su orgasmo, sin embargo su gozo era tal que temía correrse en aquel momento. Apretó los ojos y los dientes e intentó llenar su cabeza de alguna idea ajena a lo que estaba haciendo. Sin resultado. Quería esperar un poco a que se le bajase la excitación para empezar de nuevo, pero no hacía más que pensar en el clímax, en el placer que sentía con aquella situación y en la enorme corrida que le esperaba. Sin poder evitarlo, su mano se lanzó contra su erección, la agarró y jaló hacia atrás. Esto hizo que el orgasmo por fin estallase. Un chorro de blanco esperma salió disparado, cayendo sobre el pubis de Bibianne, llenándolo del delicioso néctar del éxtasis. Ésta se llevó su mano al clítoris y lo agitó, masturbándose como poseída, buscando también el orgasmo,el cual llegó pronto, mientras su mano y su sexo seguían siendo bañados por tan divino jugo. Jorge ahora se agitó más lentamente, alargando el placer. Unas punzadas mitad dolor mitad placer invadieron sus testículos, haciendo más evidente que había tenido un orgasmo extrasensorial.

Jorge, sin aire, se tumbó al lado de Bibianne. Ésta siguió frotando su pubis, mezclando el esperma con sus labios y gozando de esa sensación. Levantó la cabeza y se miró la maraña de pelo enredada por el ardor del momento y la blanca humedad sobre su pubis. Miró el miembro de Jorge, doblado hacia un lado, chorreante y casi sin vida. Se inclinó sobre él y le besó. Fin

Ahora yo, frente a mi ordenador, también gozaba de los restos de mi orgasmo. Me pringué todos los dedos, me masturbé de todas las maneras y formas posibles, y ello me llevo a tener una corrida impresionante. Nunca me había masturbado leyendo mis propios relatos porno. Cuando lo hacía siempre los recordaba, pero nunca lo había hecho delante de uno.

Me levanté y me duché.

¡Dale sentido a tus sentidos!

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