El próximo 30 de marzo festejaremos los 165 años del nacimiento de uno de los pintores más conocidos y reproducidos de la historia: Vincent van Gogh. Y queremos dedicarle nuestra editorial de esta semana porque pocas figuras han roto tantos récords y paradigmas como él. Además, aprovecharemos para recomendarte una hermosa película sobre su vida para que recuerdes que el arte siempre nos hace más Kinkys.
A primera vista, van Gogh podría no parecer un personaje muy Kinky, ya que es famoso sobre todo por los episodios tristes y tormentosos de su vida: por haberse cortado su propia oreja en un acceso de locura, por haber pintado más de 900 cuadros y no haber vendido uno solo de ellos en vida, por haber muerto en la inopia total… pero casi nadie rescata los aspectos maravillosos y admirables de su existencia.
¿A qué aspectos nos referimos particularmente? A dos características únicas de una persona Kinky. Primero, nunca traicionar su esencia: van Gogh se sabía pintor, eso era lo que amaba hacer y, aunque no le dejara dinero, nunca cambió de camino. Segundo, perseverar hasta en las más difíciles condiciones: a pesar de no vender pinturas o de que mucha gente le dijera que no era buen pintor, él nunca dejó de hacerlo, hasta el último día de su vida.
Todo esto (tanto lo bueno como lo malo) conformaron la persona de van Gogh, y todo lo podrás observar en una bellísima película -¡que además pronto va a estrenarse en Netflix!- llamada Cartas de Van Gogh, tiene la proeza artística de estar hecha en stop-motion a partir de 65 mil cuadros pintados al óleo completamente a mano por 125 artistas; es decir, verás -literalmente- una obra de arte hecha de obras de arte.
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En el momento en que te sientes a ver esta película, entenderás cómo el cine y la pintura pueden unirse para regalarte una hora y media de deleite 100% Kinky.
Dale sentido a tus sentidos y… ¡Hazte Kinky!
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