Si deseas tener unas vacaciones en la playa y lucir un bronceado súper sensual después de la pandemia, tenemos que decirte que lo más seguro es que después de tanto tiempo en casa, tu piel no esté lista. Afortunadamente, existe el autobronceado, para el cual no necesitas salir de casa (sí, sabemos que es lo que más deseas pero todavía no es tiempo); así que checa estos consejos para que parezca que acabas de regresar de Hawaii; esta alternativa es mucho más segura que hacer uso de una cama de bronceado.
Es el producto de belleza que toda persona de piel clara debe conocer para lograr un bronceado sin sol. Si lo sabes aplicar correctamente, saldrás del baño con una piel dorada que contraste de maravilla con algún outfit de la temporada veraniega. Ten cuidado con la aplicación, para evitar manchas o un color naranja.
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Para que el color penetre de manera uniforme es necesario un lienzo suave para la aplicación. Se recomienda exfoliar toda tu piel 24 horas antes, para eliminar las células muertas; para este fin puedes hacer un cepillado en seco, que estimula la circulación y el drenaje linfático, incluso ayuda a prevenir y eliminar la aparición de la celulitis. Después de la exfoliación, viene la depilación, que siempre debe ser el día anterior a la aplicación del bronceado pues este proceso puede causar irritación y hacer que tu piel sea ligeramente sensible al producto que aplicarás después.
Después del primer paso, es súper importante que hidrates con atención todo tu cuerpo, ¡todo! Puedes utilizar una loción humectante y después una crema que apapache tu piel y la deje lista para recibir el bronceador. Pon especial cuidado en las zonas más sensibles, como las ingles y la cara. Recuerda que si la piel está sensible es más probable que el tratamiento bronceador caiga pesado y produzca rojeces o no mantenga el tono de forma uniforme. La piel debe estar relajada y fresca para broncearse.
Ahora sí, ¡a comenzar!
Una vez que estés preparada(o) para aplicar, quítate toda la ropa y accesorios. Si tienes el cabello largo, recógelo en un top bun, como el que hemos sugerido para dormir. Asegúrate de ubicarte frente a un espejo de cuerpo completo en donde puedas cuidar y observar claramente la aplicación.
Para minimizar las manchas irregulares y asegurar que el producto bronceador no se acumule en los codos y las rodillas, se recomienda poner una pequeña cantidad de tónico o primer en las manos (entre los dedos), codos, rodillas, tobillos y pies. Las únicas áreas que necesitan un poco de humectante justo antes del bronceado son las partes de la piel que tienden a sentirse más secas, pues el bronceador tiende a absorberse en exceso en estas partes del cuerpo, así que solo recuerda hidratarlas delicadamente, especialmente en el hueso del tobillo y los codos.
¡Ahora estás lista(o) para hacerlo! No uses tus manos sin guantes pues el bronceador se absorberá cada que lo apliques en otra parte del cuerpo y parecerá que las metiste a un horno. Para una aplicación perfecta, consigue guantes especiales para este uso; si te cuesta trabajo conseguirlo, puedes usar guantes de látex, siempre recordando quitar la pintura que se pase con agua micelar o desmaquillante.
Si eres primeriza(o) y te da miedo quedar demasiado anaranjado, no te preocupes, pues de hecho la sugerencia es utilizar una buena cantidad de producto, ya que las rayas tipo cebra son causadas por la falta de producto y el exceso de frotamiento. Siempre utiliza suficiente para que se deslice sin esfuerzo y puedas aplicarlo de forma suave sobre la piel; si quedan excesos puedes eliminarlos con el guante que te mencionamos antes.
Aplica una buena cantidad de bronceador sobre la mitad inferior del guante, luego dobla los dedos hacia abajo y golpea el guante, para que se extienda de manera más uniforme. Comienza con las piernas y ve subiendo con movimientos de barrido. Repite hasta que todo tu cuerpo esté cubierto, dejando tu cara al final. Levanta los brazos por encima de la cabeza para asegurarte de no dejar blanca la parte inferior. Asegúrate de que no quede ningún punto sin aplicación.
No todas las personas deciden aplicar bronceador en el rostro, pero si eliges broncear esta área, recuerda que aquí aplica el menos es más. Una regla de oro es la proporción 2-1: dos capas en el cuerpo y una en la cara.
Si eliges no broncearte la cara, utiliza un tono de base que coincida con tu cuerpo, asegúrate de mezclar bien en el cuello para una transición perfecta.
Ahora sí, a secarse. Espera el tiempo pertinente para que tu bronceado se absorba en todas las zonas y recuerda que después de lograr un brillo magnífico y sin rayas, no debes tener contacto con el agua durante unas 6 horas, para permitir una absorción correcta y uniforme. Después enjuaga todo tu cuerpo asegurándote de “limpiar” el bronceado en exceso. Verás que el color se desprende durante este primer enjuague. Esto es normal, justo es lo que necesitas: retirar el exceso para que no vayas por la vida manchando todo a tu paso.
Después de unas 10 horas se recomienda hidratar la cara y el cuerpo con productos que no contengan aceites, pues de lo contrario, desvanecerías tu arduo trabajo, y no queremos que eso suceda por ningún motivo. Para mantener un color uniforme, aplica hidratante y masajea ligeramente la piel cada dos o tres días.
Disfruta tu bronceado y muéstraselo a tu pareja.
¡Atrévete!
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