Es común pensar que esos divinos nueve meses deberás dirigir toda tu energía creadora a la gestación de tu bebé. Y por ello, muchas creen que deben cancelar sus encuentros sexuales, fantasías y hasta autoerotismo. También hay una parte cultural, psicológica y de mitos que sitúan a una mujer embarazada en un pedestal de pureza, como si el deseo sexual las ‘manchara’, esto a partir de la creencia de que toda persona, por identificar y ser congruente con sus pulsiones sexuales, se rebajase o perdiese valía. Por ende, una ‘madre’ no debería caer en ello. Pero es justamente lo opuesto. La sexualidad celebra nuestro poder creador y el contacto erótico beneficia – ya les contaré- tanto la gestación como los procesos emocionales, de conexión como pareja y las sensaciones del bebé.
Odio comenzar con el freno. Pero es importante decirte, antes de que sigas leyendo, que hay un disclaimer importante para estas prácticas: es imprescindible que no tengas ningún tipo de alerta por parte de tu ginecólogo. Si al inicio de tu embarazo hubo algún sangrado o advertencia de pérdida, tu doctor debe estar seguro, 100%, de que ya puedes tener relaciones sexuales. Y, si en cualquier momento del proceso de gestación hay alguna alarma u –obvio- si tu embarazo es de alto riesgo, por favor, abstente. Que para eso también tenemos unos masajes de los que te platico y estarán bien indicados en cada ejercicio de los que vamos a platicar. ¿Listas?
Lo cierto es que puedes tener relaciones sexuales casi camino al parto. Que no es tan simple como cuando tu matriz estaba desocupada, pues no. A partir del segundo trimestre ya vienen los bemoles, porque las primeras 12 a 15 semanas, pese a los malestares como las náuseas, los bajones de energía y esa larga lista, no sentías tanto cambio en cuanto a la estructura de tu vientre. El espacio físico no cambió tanto y es muy probable que las posturas sexuales no se te hayan dificultado.
1.- Recuéstate con tu pareja y sólo enfoquen su mente en tocarse y mirarse, sin darle importancia de inicio a los genitales. Ambos necesitan sentir que hay un soporte, que se puede sostener en el otro ante los retos que vendrán con este bebé; en especial si es el primero.
Saberse en sintonía y compasión calmará las ansiedades que el saberse embarazados puede promover, o bien, incrementar ese estado de celebración. Los besos, los roces, el masaje, especialmente en tu vientre –de manera suave y circular- pueden irlos encendiendo un poco más y tener el impulso de masajear sus genitales o darse sexo oral.
Esta dinámica es perfecta para cualquier momento del embarazo. Les permitirá darse calma, gozo, conexión erótica, incluso cuando estén a días del parto. Pero es importante ir creando el hábito desde las primeras semanas. Y no está contraindicado si hay embarazo de alto riesgo. La excitación no se contraindica, sino la penetración y el movimiento brusco. Pero esas caricias en comodidad para ti, especialmente no focalizadas en los genitales serán un súper apapacho para la piel y las emociones.
Prácticamente todas. De preferencia en las que tú liberas espacio en tu vientre, como las monturas o las cucharas.
Prueba:
Todavía sientes mucha libertad pélvica así que ‘el ancla’ puede venir perfecta
La elevación también puede darte sensaciones increíbles ahora que hay que fortalecer tu pelvis. Puedes ayudarte poniendo un par de almohadas debajo de tu espalda baja.
Acá el crecimiento de tu vientre ya es bastante visible, tus órganos ya comenzaron a comprimirse para dar espacio al bebé y las molestias como los calambres, el dolor de espalda, la hinchazón de piernas y pies y la presión pélvica ya están haciéndose presentes.
2.- Todavía puedes sentirte cómoda boca abajo, sobre la cama, especialmente si pones cojines en tu pubis y pechos para darle ‘aire’ al vientre. Si no, siéntate al borde de la cama o ponte en cuatro puntos, ‘de perrito’, como se ve en la imagen.
Pídele a él que coloque ambas manos a cada lado de tu cadera y los pulgares en los hoyuelos a cada lado de la columna, en tu pelvis. Ahí debe dar ligeras presiones circulares hacia afuera, para liberar la tensión e ir subiendo por toda la columna, a cada lado; no sobre ésta. Así hasta llegar al cuello, donde puede deslizar los dedos. Bajar e instalarse un poco en los hombros, colocando las palmas en cada uno y moviendo los pulgares en círculos hacia afuera. Puede deslizar su lengua o plumas en toda la columna hasta llegar a tu cóccix. De ida y vuelta. Y claro, atender un poco tu hermoso trasero.
Desde este trimestre ya hay que evitar por completo presionar tu vientre así que nos vamos a ir a posiciones totalmente liberadas de presión al abdomen.
Prueba:
‘La mesa’ es perfecta para estos momentos, porque te va a permitir estirar muy bien tu columna, aún no hay tanto cansancio en las piernas y ayudará a que tu sangre circule bien, sin hacer demasiado esfuerzo. Relájate y deja que él lleve el ritmo del round. Además es útil para ir preparado la apertura pélvica.
Y hablado de ‘apertura pélvica’, esta es muy buena para irlo entrenando. Sólo cuida no dejar caer tu peso demasiado sobre tu vientre. Tú irás sintiendo qué tan cómoda te resulta.
Ya empezó lo bueno. La carga a la espalda, la incomodidad y la sensación de presión están al máximo. En especial las últimas semanas. Sientes que tus riñones están en tus pulmones y acostarte boca arriba o boca abajo ya es un reto. Necesitas mucha comodidad, pero sobre todo sensación de que él está presente, que puede ayudarte a lidiar con el miedo a parir, a ser madre, a ser suficiente. Tranquila, lo eres. Date espacio para disfrutar. Podemos comenzar con:
Recuéstate de lado, en posición fetal y coloca una almohada entre tus rodillas, así liberas la tensión de tu cadera.
Él va a recorrer con sus dedos, ya sea en seco o con un aceite de masajes, desde tus tobillos hasta tu cadera, de manera lateral, deslizando y/o haciendo algo de presión circular hacia afuera. Además del obvio contacto que calma y conecta con el otro, esto será un súper alivio para la sensación de pesadez en tus piernas. Pídele que cargue tu rodilla un poco subiendo y bajando toda la pierna para liberar más la tensión. Gira y recuéstate sobre el otro lado para que él pueda masajear la otra pierna.
Ahora sí hay que ponerse bien pero bien cómodas y dejarnos inundar por el placer. Es común que en esta etapa los orgasmos se intensifiquen porque hay un gran circuito de hormonas, así que disfruta, déjalo que estimule tu clítoris tanto como quiera.
Muy importante, si ya estás a días, según tu calendario, las contracciones del útero como parte del orgasmo pudieran (repito, pudieran, no es regla), apurar el parto. De hecho, puede promover que esa oxitocina que liberamos cuando ya estamos por parir, adelante un poco tu fecha. Esa neurohoromona es la clave de las contracciones durante el parto y –por cierto- es clave en el apego que se da entre madre e hijo.
Prueba:
La señora cuchara:
Más cómoda, imposible.
O bien, prueba ‘La T’, si aún puedes ponerte boca arriba sin sentir el sofoco a todo lo que da.
A lo largo de cada trimestre puedes ir implementando estrategias. Esta etapa puede ser deliciosa y puedes descubrir increíbles fenómenos en tu cuerpo y sensaciones. A nivel de empalme emocional con tu pareja, la cosa puede ser una bomba. Aprovecha, y verás que estas sesiones de ‘sexo embarazado’, te dejarán lista física y emocionalmente para esos próximos meses de desveladas, amamantada y retos. ¡Disfruta!
Quizá te interese la opinión de una mujer Kinky, por eso te invitamos leer: ¡madres! la maternidad en boca de la Dra. Verotika