Por más que el sexo y los juegos anales sigan siendo un poco tabú, lo cierto es que – afortunadamente – cada vez es visto con menos miedo y con más apertura. Asimismo, algunos prejuicios se han ido desvaneciendo poco a poco: la idea de que era uno de los peores pecados y que, por ser exclusivo de relaciones homosexuales, merecía la excomunión; o la noción de que tal acto era una “desviación” de la “normalidad”. Hoy en día, muchas personas son ya capaces de ver lo anterior como pensamientos retrógradas.
Así pues, como resultado de esta progresiva apertura, el mercado de los juguetes sexuales enfocados al placer anal ha crecido y se ha diversificado maravillosamente: vibradores diseñados para estimular la próstata, duchas, bolas tailandesas y, por supuesto, los distinguidísimos plugs anales que ofrecen muchas posibilidades tanto en pareja como en solitario. Hoy te decimos en qué consisten y por qué tienes que probarlos (si es que aún no lo has hecho).
En inglés, “plug” quiere decir “enchufe” (maravillosamente gráfico ¿cierto?), así que, para continuar con esa imagen, los plugs son instrumentos que se introducen en el ano y quedan como “enchufados” a tu trasero. Tienen una forma cónica – más delgado en la punta y más grueso en la base – que facilita la inserción gradual del juguete, la punta está redondeada para que no haya ningún riesgo de lesión y siempre están hechos de materiales no porosos que evitan la acumulación de bacterias.
Respecto a cómo usarlos, tienes tantas opciones como se te ocurran, pero son ideales para los que se quieren iniciar en el sexo anal o no tienen mucha experiencia; si este es tu caso, elige uno cuya parte más ancha no sea demasiado gruesa, poco a poco puedes ir aumentando el tamaño si quieres. Lo importante (y lo más rico) es introducirlo poco a poco, con mucho lubricante y con movimientos circulares, o sea, no te limites a insertarlo en línea recta, juega con tu mano y muévela para estimular distintas zonas.
Puedes usarlos en solitario, como parte de tus juegos de autoerotización, te lo pueden insertar o tú a tu pareja durante el foreplay; pero en cualquiera de los casos, recuerda las reglas básicas para cuidarte a ti y a tus LoveToys: siempre lava y desinfecta el juguete antes y después de usarlo (sobre todo en este caso en que hay más bacterias), y no lo intercambies con tu pareja sin antes haberlo desinfectado o haberle puesto un condón nuevo.
Como ves en la foto hay distintos tamaños, colores y formas; sin embargo, lo que realmente suele distinguirlos es el material: los hay de cristal (uno de los materiales más higiénicos), de acero inoxidable, de PVC, de silicón aterciopelado (higiénico y rico al tacto) y hasta de jelly (menos recomendable pues es más poroso). Aquí se trata de que elijas el más adecuado dependiendo de si eres principiante o experto, venden incluso “kits de entrenamiento” con tres piezas de tres tamaños distintos.
Los más tecnológicos tienen, ya sea una balita vibradora por dentro, ya sea una bomba integrada. Los primeros los puedes encender desde el principio o ya que el plug esté completamente adentro y, créenos, esta estimulación interna de la próstata gracias a la vibración te hará experimentar orgasmos prostáticos increíbles. Los segundos están hechos para que entren con un tamaño pequeño y, una vez adentro, los infles con ayuda de la bombita e incrementen su grosor.
Los más comunes son los que tienen una tela que imita la cola de algún animal colgando de la base, puedes encontrar colitas de zorro, de caballo, de felino o de conejo (no te asustes, no tiene nada que ver con zoofilia, sólo son fantasías sexuales). Y para los más fashionistas, hay algunos que están decorados en la base con algún tipo de piedra preciosa, real o imitación (obvio, el precio cambiará dramáticamente).
¿Entonces qué? ¿Te animas a probar este LoveToy o te quedarás con la duda de todo el placer que te pueden proporcionar? ¡Atrévete y Hazte Kinky!
Y si te da pena ir a una sex-shop a comprarlos, siempre puedes pedir tus ¡LoveToys a domicilio!