Incluso si eres una mujer afortunada que llega al clímax sin problema en la mayoría de sus relaciones sexuales, estarás de acuerdo con nosotros en que no todas las veces que llegas son iguales; inevitablemente, hay de orgasmos a orgasmos. Están esos que te hacen pensar “qué rico”, otros que te hacen pensar “wow, esto fue fantástico” y están esos que te vuelan la cabeza, te llevan a otro mundo y ni siquiera te dejan pensar.
Así pues, si ya sabes que el orgasmo es de quien lo trabaja, ¡pues trabaja por esos que te vuelven loca! Pon mucha atención porque los consejos que siguen serán tus mejores aliados para experimentar orgasmos más intensos y más frecuentes. Ojo, no todos recaen en tu pareja; de hecho, la mayoría dependen más de ti que del otro, así que ¡a trabajar por tu placer!
No todos los consejos que te daremos son para la mera hora del arrumaco. Éste, por ejemplo, se trata de que te generes el hábito de realizar tus ejercicios de Kegel todos los días, ya sea tú solita o con ayuda de unas bolas chinas. El punto es que fortalezcas tus músculos pubocoxígeos, ya que la contracción voluntaria de estos durante el encuentro sexual intensificará las sensaciones y te dará un orgasmo mucho más intenso.
No hay mejor manera de saber cómo y dónde te gusta que te toquen que haciéndolo tú misma. Recuerda que la autoexploración erótica te ayuda (más que cualquier otra cosa) a conocerte, a reconocer tus zonas más erógenas, a identificar si eres más externa o más interna, a saber cuánto tardas en construir tu orgasmo, etcétera. Mientras más te toques, mejores relaciones tendrás con el otro; además, puedes hacerlo de diferentes formas y con diferentes instrumentos; chécate estas 5 técnicas de masturbación femenina.
Ahora sí entramos de lleno al momento de pasión con tu pareja. Ya hemos hablado en muchas ocasiones de la importancia del juego previo, incluso te hemos dado consejos para tener un foreplay con mucho sabor e intensidad; pero hoy te diremos por qué a ti te ayuda a gozar más. Hay una sustancia que influye directamente en la calidad de los orgasmos que tienes: se llama oxitocina, y mientras más produzcas más potentes serán tus orgasmos; ¿cuál es la mejor manera de aumentar tus niveles de oxitocina? ¡El foreplay! A mayor excitación, mayor nivel de oxitocina y a mayor nivel de oxitocina, mayor placer. ¿Está clara la ecuación?
Aunque lubriques bien naturalmente, el lubricante hará que los roces y las sensaciones sean mucho más eróticos; la sensación de deslizarte en, dentro y sobre tu pareja será súper excitante; y si compras un lubricante térmico, ¡mejor aún! La sensación de calor te encantará. Además, hay muchísimas opciones: checa aquí todo lo que quieres saber de los lubricantes.
Si en tus sesiones de autoexploración has identificado que te cuesta un poco de trabajo llegar al clímax, te recomendamos que pruebes alguno de los muchos geles estimulantes que están en el mercado. Los hay para clítoris y para zona G, pero ambos funcionan de la misma manera: hiper-sensibilizan la zona (sentirás como cosquillitas al principio), por lo tanto, cualquier roce lo sentirás al doble y tu orgasmo será mucho más fuerte.
Sí, sabemos que estás pensando “¿qué demonios quiere decir eso?” Es muy fácil. Normalmente, cuando sientes que el placer aumenta, cuando sabes que el orgasmo viene en camino (toda mujer identifica ese momento), lo último que quieres es parar, al contrario, quieres que todo siga exactamente como va para asegurar el grito de placer. Pues bien, detente; el hecho de postergar ese placer que sabes que está a punto de llegar hará que se acumule una energía que después, al momento de salir, será absolutamente explosiva.
Como te pudiste dar cuenta, el secreto de todos está en ir construyendo el orgasmo poco a poco; no esperar que llegue porque “tiene que llegar”, o querer que sea increíble a los 5 minutos de haber comenzado. Recuerda: la paciencia y el esfuerzo tienen su recompensa. ¡Felices orgasmos!
¡Atrévete!
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