¿Qué es masturbarse con un propósito de aprendizaje, con conocimiento del propio cuerpo, disfrute e, incluso, con el desarrollo de técnicas amatorias?
Definitivamente, no es lo mismo que tomar el pene con la mano, frotar o más bien jalar y dar de tirones hasta que a base de esta fuerza, se produzca una eyaculación con cierta sensación placentera, que el cerebro concibe como orgasmo.
Realmente quienes conocen el orgasmo desde esa perspectiva se están perdiendo del verdadero potencial de un clímax. Tienen mini orgasmos eyaculatorios pero juran que se aventaron el éxtasis del año.
Lo complejo de esto es que ya mapearon la masturbación de un modo en su cabeza y romper con ese modelo a veces no es simple. Porque cuando le cambias la dinámica a la estimulación puedes sentir que es menos intenso o que, incluso, hay cierta pérdida de erección.
Por ello, en lugar de lanzarte a tirar de tu pene y generar hasta una cierta pérdida de sensibilidad ante tanto sobre estímulo, ¡autoerotiza tu pene! Comienza por acariciar desde los testículos, la base del tronco de tu pene y sube poco a poco pasando los dedos suavemente y aumenta la presión. Deja hasta el final el glande.
Una vez que notes lo mucho que puedes sentir en el tronco, pasa igualmente los dedos alrededor de la corona del glande. Continúa con mayor velocidad. Desliza la mano completa por todo el cuerpo del pene aumentando la intensidad. Coloca una buena cantidad de lubricante en la palma de tu mano y… ahora sí ejerce más presión y sube y baja la mano suavemente. Para entonces, tu pene estará tan sensibilizado que tendrás mayor dimensión del estímulo. Cuando sientas que estás cerca de eyacular, recomienza el estímulo de menos a más. Redimensiona, repite, explora sensaciones y alarga el momento previo al clímax.
Además de liberar tu cuerpo, conocerte y alimentar tu autoestima, en términos fisiológicos, autoerotizarte de manera frecuente, puede ayudarte a prevenir el cáncer de próstata, de testículo e inflamaciones en sus conductos (Universidad de Indiana, 2013).
Y hay muchos otros beneficios, entre ellos, el mapeo de reflejos eróticos, básicos en la comunicación de los estímulos efectivos en pareja. Pero -para gusto de muchos- además, según conclusiones del estudio The Relative Health Benefits of Different Sexual Activities del doctor Stuart Brody, de la School of Social Sciences en Paisley, Reino Unido, las personas que se autoerotizan de tres a cinco veces al mes alcanzan un 40% más en el ratio o niveles de salud mental y emocional.
Desmitificó la idea de que masturbarse puede ‘atontar’. Eso sí, en tanto no genere conflicto personal, se convierta en una actividad de búsqueda imperiosa, que afecte otras áreas de vida o implique daños físicos por abuso de la práctica. La necesidad de múltiples sesiones masturbatorias sin control son síntoma de ansiedad y desbalance emocional. Digo, por aquellos que no dejan descansar la mano ni un día. ¡Ojo con eso!
Es importante aclararlo, porque como en todo, se puede caer en abuso o adicción. ¿Cuánto es mucho? Bueno, las opiniones están divididas. Para algunos especialistas mucho es más de tres masturbaciones al día (por lo regular se relacionan con ansiedad, angustia, depresión y otros desórdenes emocionales), para otros dos o más al día.
No se trata de pensar en qué cantidad de veces es mucho sino de las causas de porqué lo haces. Es decir, por si ya encontraste en ello un satisfactor a tu ociosidad, soledad, aburrimiento, falta de autoestima y otros vacíos. Y, como parámetro, puedo atreverme a decir que cuando necesitas medir qué tantas masturbaciones puedes ejecutar sin que te afecte, es porque el tema te causa ansiedad.
Explico más a fondo, el autoerotismo puede planearse. Es decir, una persona que tiene deseos de darse ese apapacho y conocimiento de su cuerpo un día puede decir: ‘Vale, el viernes que no habrá nadie en casa, me pondré cómodo(a), pondré musiquita y con toda paciencia y gusto me masturbaré’. Pero, si por algo no se da la oportunidad, no pasa nada. No te quedas con esa ansiedad de ‘¿A qué hora se van? ¿Ahora cómo le voy a hacer?’.
Podemos decir que una persona que se da ese espacio una vez al día y siempre y cuando (como quien tiene sexo una vez al día) esto no le cause agotamiento sexual, irritación en la piel, dolor y ansiedades emocionales, está dentro de los parámetros ‘sanos’ pero también es muy obvio que está creando un hábito.
Si para él es parte de su rutina diaria, y ya no hay un propósito de autoconocimiento, placer, mapeo de sensaciones y reflejos sino un ya ‘tirar por tirar del pene’, tampoco hay plenitud en la práctica. Ahí también hay una dependencia que, además, puede relacionarse con otras como la sobre exposición al porno o adicción al mismo. En donde, como en cualquier otra adicción, hay una búsqueda imperiosa e incontrolable, así como un riesgo a las otras áreas de vida que se vuelven menos valiosas, implicación de riesgos que no sean medidos con tal de conseguir el objeto de la adicción.
Ahora que sabes nuevas técnicas para masturbarte, sus beneficios y cuántas veces es recomendable hacerlo, recuerda que la imaginación es el más Kinky de los sentidos, así que también úsala a tu favor a la hora de estimular tu pene.
Despierta tu sensualidad leyendo La gran fantasía del alumno y la maestra