Estamos bien maleducados respecto a la terapia o al coaching, de algún modo el tema del ‘loquero’ nos altera; le tememos a atender de la mano de un profesional cualquier situación que no estamos manejando adecuadamente; personal, laboral, de pareja. Entonces, claro, pensamos que solo es una opción cuando estamos al límite; a dos de la camisa de fuerza o del divorcio.
Tomar terapia debería ser como un ‘sacramento’. Todos, to-dos tendremos retos y necesitaremos alguna vez (o muchas), una opinión y guía externa, informada y entrenada, que nos dé un panorama respecto a lo que nosotros, desde dentro de una situación, no alcanzamos a ver. O bien, a trabajar con heridas viejas, creencias heredadas, patrones, sistemas de vida, violencias -incluso imperceptibles- o que hemos integrado tanto que hemos invisibilizado, pero que claramente están provocando desbalance. No se diga si estamos pasando por momentos de evolución; porque eso son las crisis: espacios perfectos en nuestra vida para crecer. Sí, aunque duelan o sean una verdadera monserga.
Los buenos terapeutas, coaches de vida, psicoanalistas, sexólogos, y todos los especialistas de las ramas relacionadas, son sencillamente una guía que te permite interpretar, analizar, reconocer, perdonar, conciliar, sanar, crear distancia confortable y un montón de acciones más por y para crecer. Para estar mejor. Y para estar mejor, no siempre es necesario estar del demonio. Es un gimnasio para las emociones y la construcción de relaciones.
Además, en el tema de la terapia de pareja hay otras vertientes. Porque social y culturalmente relacionamos a una pareja en proceso de terapia con matrimonios en crisis garrafal por una infidelidad, adicción o violencia física; o como una ‘última oportunidad’, una ‘última instancia’; un grito desesperado para no terminar.
Tal vez muchas de esas parejas que han ayudado a crear el estereotipo no hubieran llegado a eso si hubieran pedido ayuda antes de llegar al borde de sí mismos.
Lo cierto es que lo que deseen trabajar no se arregla en el consultorio, el 90% del trabajo se hace fuera, en el día a día. La terapia es clave para que, o decidan seguir juntos con muchas más herramientas, inteligencia emocional, plenitud y procesos trabajados, o dejarse ir de manera armoniosa y en agradecimiento. Asimismo, resolverse de manera personal. Casi siempre se trabaja individualmente para entonces sanar como pareja; porque la fuente de ese desbalance viene de cada uno. Así que vas a conocer más de ti y a sanar en ti más de lo que imaginas.
1. Están encontrando dificultad para comunicar correctamente sus necesidades y negociarlas.
2. Han entrado en dinámicas que no les permiten hablar, tomar acuerdos o decisiones.
3. Hay una serie de rencores no trabajados y liberados; repetición de patrones de comportamiento que lastiman o interfieren con el bienestar de ambos.
4. Hay dificultad para encontrar plenitud sexual o comprensión de las expresiones de su sexualidad.
5. Quieren crear estrategias para sentirse mejor juntos o para llevar más allá su relación. Crear nuevas dinámicas que ambos desean consensuar pero requieren mayor información.
6. Han vivido de manera personal o de pareja una pérdida que los tiene atorados en el apego o en el dolor.
7. Han notado que ya no son pareja ni amantes, sino roomies o desconocidos dentro de la misma casa. Sienten esa soledad en compañía.
8. Hay violencia física o emocional, situaciones de abuso.
9. Hay situaciones de codependencia, chantaje, terrorismo emocional.
10. Han decidido continuar ante un proceso que sacudió la relación como una infidelidad, una muerte, un cambio de país, problemas económicos; cualquier situación que les movió el piso.
11. Hay alguna adicción, no sólo a sustancias; a cualquier cosa, incluso, al maltrato.
12. Se han separado varias veces y han caído en ciclos de volver-terminar-volver sin notar qué los ha llevado una y otra vez a una nueva crisis.
Si se identificaron con una o más señales, es momento de que tomen cartas en el asunto. Tomar terapia de pareja puede ser una gran opción para que desarrollen herramientas que les ayuden a trabajar en su relación sin la necesidad de llegar a problemas extremos.
¡Hazte Kinky!
Si comparten el gusto por las actividades físicas, les recomendamos leer Ejercítense juntos como terapia de pareja