Está comprobado: a los hombres les gusta el sexo anal (y si no lo han probado, los mata la curiosidad por hacerlo); obvio, hay varios factores que intervienen en este gusto masculino: desde la impresión de “animalidad” – de sexo salvaje y primitivo – hasta la propia sensación física de mayor presión en el miembro. Pero hoy no nos concentraremos en el motivo, sino en el hecho innegable de que la mayoría de ustedes quiere practicarlo.
Tristemente, aunque cada vez hay más apertura al respecto, el sexo anal sigue siendo una de tantas prácticas sexuales tabú que a muchas mujeres les asusta, pues aún conserva el estigma de la sodomía como algo “pecaminoso” y exclusivo de “homosexuales y pervertidos”. ¡Lo sabemos, ya no estamos en el siglo XIX! Pero de cualquier forma, hay muchas féminas que no se sienten nada a gusto con el tema.
Por todo esto, puede resultar todo un reto para el hombre decirle a su pareja que quiere probar esta práctica; muchos temen ser tachados de pervertidos o de gays (¡háganme el favor!). Si tu pareja es menor de 30, posiblemente (no aseguramos nada) te sea más sencillo abordar esta petición – por aquello de la apertura y esas cosas -, pero de cualquier manera, hoy te daremos algunos tips para que pedirle a tu pareja tener sexo anal no se vuelva un suplicio.
No hagas de esto todo un teatro; nada de planear el momento ni de prevenirla con el temido “hay algo que quiero platicar contigo”. Mientras más espontáneo seas, mejor. En este sentido, un buen momento es cuando estén cachondeando o después de un buen round sexual; así tu propuesta no se sentirá fuera de contexto.
Parte de tratar el tema con naturalidad implica llamarle a las cosas por su nombre, sin autocensura ni eufemismos. Nada de vulgaridades como “hacerlo por el chiquito” o decirle “asterisco” al ano; eso es de muy mal gusto y aunque sea divertido entre amigos, con tu pareja no aplica. Repetimos: llama las cosas por su nombre, si tú mismo lo tratas como algo normal, eso mismo le transmitirás a tu pareja.
Siempre haz énfasis en que te importa cómo se sienta ella, que quieres que se sienta a gusto y relajada. En este sentido, es importantísimo que le digas claramente que por ningún motivo tu intención es presionarla y que, si no le gusta la idea, lo pueden platicar después; que sólo le quieres expresar un deseo, pero que se llevará a cabo cuando ella también lo desee. Si ella percibe empatía de tu parte, el estigma de “pervertido” desaparecerá por completo.
Es parte de la empatía, pero te lo decimos aparte porque es un punto fundamental. Hazle saber que lo primordial (lo que más te importa) es que cualquier práctica sexual que experimenten resulte placentera para ambos; de no ser así, no vale la pena, pues lo último que deseas es incomodarla. Reitérale que lo más importante para ti es su placer; esto la hará sentir valorada y cuidada, lo cual le quitará ideas falsas sobre el tema.
Ahora, es importante que todo lo que te aconsejamos lo hagas y lo digas de forma honesta, o sea, que realmente estés convencido de lo que te decimos arriba; no se vale decirlo solo para “convencerla”, el chantaje emocional no aplica bajo ninguna circunstancia ¿de acuerdo? Además, recuerda que la honestidad será siempre la mejor forma de comunicarnos con nuestra pareja y con el resto del mundo.
¿Estás listo? ¡Hazte Kinky!
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