Para la gran mayoría de mujeres, hay temas relacionados con la intimidad y con su cuerpo que les causan conflicto o, por lo menos, las ponen un poco incómodas. Este artículo se los dedicamos a ustedes, hombres, para que ayuden a sus mujeres a superar esas inseguridades, ya que nadie como la propia pareja para que ayude a construir un ambiente de seguridad y confianza en todos los aspectos sexuales.
Si tu mujer presenta alguna (o algunas) de estas señales, lo peor que puedes hacer es juzgarla o hacerle algún comentario en tono de reclamo como: “Ash, ¿por qué te tapas?”. Procura entenderla: si lo hace, no es porque quiera o le encante, es porque no se siente del todo segura y tú puedes ayudarle muchísimo platicando con ella, mostrándote comprensivo y recordándole cuánto te gusta y que es perfecta para ti.
Una mujer insegura de su cuerpo no gusta de cambiar constantemente de posiciones, ya que esto la expone; cuando cambiamos de posición el otro nos ve y, desde la perspectiva femenina esto la deja vulnerable ante tus ojos. Tienes que hacerle entender que para ti es un placer verla desde diferentes perspectivas y que además gozará mucho más.
Según la percepción de una mujer insegura, existen posiciones que “favorecen” su cuerpo, en el sentido de que “esconden” su lonjita o disimulan la pancita. Esa postura suele ser el clásico misionero (ella abajo y tú arriba); para ella, ponerse arriba la deja completamente expuesta, por lo que siempre preferirá posiciones que escondan lo que ella considera defectos.
Hay muchas formas de hacer esto. Están las que de plano se dejan alguna prenda de ropa puesta (es común que la inseguridad respecto a la pancita las lleve a no quitarse la blusa, por ejemplo) y están las que, aunque sí se desnudan, se apuran a cubrirse inmediatamente después de que acaban: se tapan con las sábanas, se ponen una blusa, bata o camisón; la idea es que no las veas desnudas en otro contexto que no sea durante el acto sexual.
Es uno de los más comunes y no necesariamente tiene que ver con que no les guste su cuerpo; a muchas mujeres les cuesta trabajo entender que a su pareja le encantará su sabor y que, si hay química sexual, el olor no te molestará (al contrario, te prenderá más). Así que, si notas que cuando quieres bajar a ofrecerle un cunnilingus, ella te toma sutilmente la cabeza y te besa o se mueve y se pone esquiva, es posible que tenga este problema. Recuérdale entonces que amas cada parte de ella, su sabor, su olor y su textura, todo completito.
Si en cuanto empiezan a calentarse las cosas se apura a apagar la luz, es muy probable que tenga un conflicto. Esto es tan común que a veces hasta nos vamos acostumbrando a hacerlo sin luz o viendo solo siluetas. Por supuesto, también tiene que ver con inseguridad respecto a su cuerpo, así que ahí también puedes ayudarla reforzando sus virtudes y recordándole todo lo que te gusta de ella.
Seguramente mientras leías esto recordabas todas las veces que te ha pasado algo así con una chica, pero ahora ya sabes qué hacer y cómo ayudarla para que la relación sea mucho más satisfactoria para ambos.
Atrévete y ¡Hazte Kinky!
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