¿Has oído hablar de esta técnica para intensificar el placer? El término “Edging” viene de la palabra inglesa “edge”, que significa borde o límite. Se trata de una técnica que, según los expertos y quienes la han adoptado, permite tanto prolongar como intensificar el orgasmo. No es nada complicado ni requiere que tomes cursos o pagues para que te enseñen a aplicarla. En seguida te explicamos en qué consiste.
En realidad es muy fácil de explicar. Consiste en aplazar una y otra vez el orgasmo; es decir, que cuando estás a punto de llegar al orgasmo, disminuyes la estimulación; de esta forma, aplazando el placer inmediato, se va construyendo una excitación cada vez más fuerte e intensa. Según dicen los fans de esta técnica, si aplicas el edging dos o tres veces durante un encuentro sexual, al final el orgasmo será IN-CRE-Í-BLE.
Obviamente, esta técnica requiere que desarrolles tu atención y aprendas a identificar tus niveles de excitación y cuando estás ya muy cerca del clímax. Para muchos puede ser difícil al principio, e incluso frustrante, pues cuando ya estás encarrerado no quieres parar. Sin embargo, si sobrepasas esa primera etapa de frustración, puedes descubrir sensaciones más placenteras de lo que te imaginas.
Te recomendamos que empieces a practicar el edging en solitario y no con tu pareja, pues en pareja puede ser más difícil al principio. Empieza masturbándote: primero, ve poniendo mucha atención en tus sensaciones, en cómo aumenta el placer, en qué puntos disfrutas más, etc. Recuerda que lo único que requieres como requisito previo para esta técnica es aprender a conocerte.
Luego, cuando estés unos segundos antes del orgasmos, disminuye la estimulación o cambia el punto en el que te encuentres. ¡No pares! Simplemente, baja el ritmo. Intenta variar la velocidad, cambiar tu ritmo de respiración, moverte de forma distinta. Digamos que, en resumen, de lo que se trata es de quedarte “al borde” del orgasmo, para seguirte excitando cada vez más y, al final, construir un orgasmo más intenso.
Una vez que ya hayas explorado la técnica varias veces en solitario y cuando consideres que ya la manejas mejor; entonces, puedes comenzar a incorporarla a tus encuentros de pareja. Obviamente, lo mejor sería que ambos supieran de qué se trata, pero si tu pareja no está familiarizada con esto, entonces no tengas miedo de guiarlo(a) y darle “instrucciones” de cuándo parar y cómo seguirte estimulando.
Verás que si tienes paciencia (recuerda que todo lo bueno se logra con práctica y constancia), lograrás descubrir los encantos del Edging y entenderás por qué el hecho de retrasar el placer inmediato, aunque en un inicio pueda parecer frustrante, a largo plazo puede ser muchísimo más gratificante.
¡Atrévete!
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