En Let’s Kinky siempre te estamos animando a que intentes cosas nuevas, a que no te quedes con las ganas de probar algo que te llama la atención; sin embargo, también sabemos que no siempre es sencillo adentrarse en prácticas Kinky nuevas. Un claro ejemplo es el BDSM: a muchos les llama la atención, pero pocos se animan a entrarle porque quizá no saben que pueden hacerlo poco a poco. Por eso hoy te compartimos 5 posturas para que se vayan iniciando en estas artes.
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Ambos estarán de pie, uno frente al otro, ella con las manos atadas atrás de la espalda. En esta posición, él tiene varias opciones: penetrarla solo levantando una de sus piernas y sosteniéndola de la espalda, o utilizar un dildo para penetrarla o incluso solo para jugar en el área del trasero. Mientras tanto, ella experimentará la tensión sexual de no poder mover sus manos.
Esta posición es muy parecida al clásico perrito, solo que la mujer no está ni completamente en cuatro ni con el torso recargado en superficie alguna; esto provoca que ella se encuentre en equilibrio precario y, por lo tanto, es la fuerza del hombre la que la mantendrá “a salvo”. Él puede rodearla de la cintura con un brazo y jalarla hacia sí con la misma fuerza de las embestidas.
Por supuesto, también les recomendamos que cambien de roles en los juegos BDSM, que no siempre sea ella la sometida; verán que estos cambios de rol le darán un toque mucho más interesante. Así pues, les recomendamos probar esta posición en la que ella puede inmovilizarlo en una silla y ponérsele encima para jugar al “me tienes – no me tienes”.
Esta posición, además de ser visualmente super sexy, será un placer absoluto para ambos. Se trata de que ella se coloque con las piernas abiertas de par en par en la orilla de un sillón y él le ate cada una de las piernas de manera que no pueda cerrarlas aunque quiera. Él se hinca y le hace un maravilloso cunnilingus, ese mero hecho lo hará excitarse muchísimo y, por su parte, ella no podrá controlar el placer del orgasmo y el hecho de no poder moverse.
Para esta postura, él va a atarla de los pies (estos deben de ir juntos, como en posición fetal); entonces, la recostará sobre el piso, se hincará y la jalará de los pies hasta ponerla en la posición justa para poder penetrarla. La gran maravilla de esta posición es que ella está muy limitada en movimientos y no puede abrir las piernas, por lo mismo, la penetración es como “aprisionada”, lo cual los llenará de placer a ambos.
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Como pudiste ver, no se trata de que hagas tu ingreso al mundo BDSM con las cosas más locas y los amarres más difíciles del mundo; más bien se trata de irle poniendo poco a poco ese toque de dominación y sumisión. ¿Te atreves?
¡Hazte Kinky!
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