¿Qué es el orgasto y cómo lograrlo?

Cuando hablamos de orgasmos, todo mundo sabe (o dice saber) de qué se trata. Definido de muchas formas distintas e indefinible según muchas personas, prácticamente todo mundo sabe que se trata del momento cúspide de placer en una relación sexual, por eso también se le conoce como clímax. Pero resulta que hay un concepto igual de importante pero que no muchas personas conocen: se trata del orgasto.

Desafortunadamente, muchas personas viven su sexualidad pensando únicamente en el orgasmo, como si éste fuera el único objetivo de un encuentro erótico. Y sí, es cierto que es muy importante y es fantástico si se logra; pero hay veces que, en esta obsesión por llegar o hacer llegar a nuestra pareja al orgasmo, nos olvidamos de otros factores y de otros síntomas de placer que pueden resultar indispensables para sentirnos plenos.

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¿Qué es un orgasto?

Según el sexólogo español Alfonso Antona, director del Instituto Antona, para llegar a un orgasmo es necesario experimentar antes un orgasto. Es decir, el orgasto sería el paso previo al orgasmo, el conjunto de reacciones previas de nuestro cuerpo que indica que estamos a punto de llegar al orgasmo. Estas reacciones pueden ir desde que se te ponga chinita toda la piel, hasta contracciones anales, vaginal o perineales.

El orgasto se ha estudiado mucho más en las mujeres, puesto que ellas suelen necesitar mayor estimulación para llegar al clímax; sin embargo, esto no quiere decir que los hombres no lo experimenten. Lo que sí es un hecho (y suponemos que lo habrás vivido alguna vez) es que cuando un orgasto es fallido o se ve interrumpido por algún pensamiento o situación externa, se vuelve muy complicado llegar al orgasmo ya que hay que construir la excitación desde el principio. 

¿Cómo tener y mantener un orgasto?

En realidad aquí lo que hay que saber es cómo mantenerlo para que evolucione al orgasmo. Porque para tener un orgasto en realidad solo se requiere de intuición erótica; es decir, hay que ir construyendo la excitación poco a poco. Con esto nos referimos básicamente a dos cosas: trabajar mucho el foreplay y estimular al otro con calma y dedicación, sin querer que en dos minutos ya esté más prendido que Zócalo en 16 de septiembre.

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Entonces sí, ¿cómo mantenerlo? La clave está en que, en el momento del orgasto, la pareja no deje de hacer nada de lo que está haciendo, que no pare ni cambie la estimulación puesto que claramente está funcionando. Es el clásico momento del “sigue así, sigue así”. Pero, claro, para que tu pareja sepa que estás en ese punto y se esfuerce en no modificar nada, tienes que decirlo, no pretendamos que adivine todo.  

Y respecto a la persona que está experimentando el orgasto, es clave que no se distraiga con nada, ya que el orgasto es delicado y cualquier cosita podría ahuyentarlo. Es el momento de que nada te importe y realmente te dejes llevar; es el momento de solo concentrarte en tu cuerpo y en las sensaciones que estás experimentando; es el momento de cerrar los ojos y de prepararte para llegar al paraíso en unos segundos.

¡Atrévete!

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