Morderse el cuerpo durante el sexo puede ser súper excitante, solo debes tener muy claro qué hacer y qué no hacer.
¿Eres de esas personas que quieren agregarle un toque Kinky a sus encuentros eróticos, sin pasar de entrada a cosas más avanzadas como el BDSM o el Swinger? Entonces quizá el Biting (morder) pueda ser de tu agrado. Morder sensualmente no es realmente BDSM, pero puede llevarte a experimentar un poco de la adrenalina de esta práctica; es una forma lúdica y erótica de añadirle a tu relación mucha pasión y un poco de agresión.
Ahora bien, en cuanto entramos en temas de infligir o recibir dolor (por mínimo que sea), debemos ser súper cuidadosos primordialmente con dos cosas: primero que nada, consentimiento absoluto de ambas partes; luego, comunicación abierta siempre por si hay un punto en que el dolor rebase el umbral de lo placentero. Y para ayudarte a experimentar esto de las mordidas de la mejor manera, te compartimos algunos tips de qué hacer y qué no hacer en estos casos.
No empieces luego luego a morder a tu pareja. Necesitas allanar el terreno primero y construir el foreplay para ponerse en el mood correcto. Comienza con besos y suaves lamidas y luego pasa a las mordiditas suaves; puedes ir subiendo la intensidad dependiendo de la demanda de tu pareja, pero siempre espera a que ya esté excitado(a) para comenzar a morder.
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No muerdas cualquier parte del cuerpo que veas. No se trata de morder por morder; a nadie le va a resultar placentero que le muerdan la rodilla, por ejemplo; y no porque no sea una zona erógena (porque de hecho sí lo es), sino porque es una zona que prácticamente no tiene “carnita” para morder. Básicamente, evita las zonas no carnuditas, así como las articulaciones; procura las zonas con más músculo y grasita.
Es sabido que a los pitbulls, cuando muerden de forma furiosa, se les “traba” la mandíbula y no pueden soltar fácilmente. La analogía es para decirte que por favor no te “trabes” mordiendo un mismo lugar por varios segundos (a menos que tu pareja te lo pida), ya que esto puede causar un dolor agudo no tan placentero; casi siempre lo más rico serán las mordiditas rápidas de unos pocos segundos.
A menos que tu pareja sea explícita y te pida que le encajes el diente, procura las mordidas suaves. Pero eso sí, si estás en la zona genital (recuerda que es la más sensible), entonces no le juegues a arruinar toda la sesión: muerde casi imperceptiblemente, de forma que tu pareja solo sienta tus dientes recargarse un poco sobre su piel y no más. En la mayoría de los casos (sobre todo si apenas están empezando), la sutileza es mucho más placentera que la rudeza.
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No solo te limites a morder. Complementa el trabajo de dientes con trabajo de labios y lengua; es decir, tanto antes como después de la mordida tal cual, te recomendamos que beses y lamas la zona, esto provocará una deliciosa compensación de dolor y placer que resulta súper excitante. Déjate llevar por tu intuición y ve mezclando besos, mordidas y lamidas según vayas viendo la reacción de tu pareja.
¡Atrévete!
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